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Carnota - Lariño

El topónimo Carnota, que da nombre al Ayuntamiento, parece proceder de la voz precelta carn o corn, que significa piedra o lugar pedregoso, característica intrínseca de la zona.

El monte Pindo se alza 627 metros a escasos dos kilómetros del mar. El sendero está vigilado por las figuras pétreas de formas humanas como el "guerrero" y otros castillos de granito que ponen a prueba la gravedad y la imaginación.

La playa de Carnota pasa por ser la más extensa de Galicia. El arenal, de siete kilómetros de largo por medio de ancho prolongado en dunas, se abre en un canal en la zona norte por donde penetra el mar creando una llanura intermareal de gran productividad natural.

De la fertilidad de la vega contigua a las marismas dan testimonio los famosos hórreos de Carnota. Son los depósitos de grano y almacenamiento hortícola más largos de Galicia.

Lira dispone de puerto y lonja (Portocubelo) donde comprar pescado recién sacado del mar a diario. Entre sus principales atractivos destaca el descomunal hórreo de 35 metros de longitud (dicen que es el más grande del mundo). Las playas de Mar de Lira, Gabota, Porto das Barcas y Tras da Punta, destacan por la belleza natural del entorno.

Los hórreos de Carnota son famosos en toda Galicia, sobre todo dos de ellos, el de Lira y el de la villa de Carnota, que rivalizan en dimensiones y monumentalidad, siendo definidos con orgullo por los carnotanos como "los más grandes del mundo". El hórreo de Lira es unos centímetros. más grande que el de Carnota (35 metros), aunque se encuentra peor conservado. Su construcción (1779 - 1814) parece indicar la existencia de rivalidades entre las dos parroquias.

Lariño extiende por la ladera de un pequeño valle. Sus principales atractivos hay que buscarlos en el tipismo popular de sus calles estrechas y abigarradas, que transcurren en silencio en medio de casas de piedra y conjuntos de hórreos bien conservados. Tranquilidad y sosiego, bellas panorámicas sobre el océano desde el faro centenario, y una de las mejores playas de nuestro litoral completan la oferta de este pequeño pueblo, donde sus gentes viven al ritmo que marcan las estaciones del año.

Monte Louro

A la entrada de la ría de Muros, sorprende la silueta del Monte Louro. Con sus dos jorobas de granito y una altura de 241 m, el monte parece emerger directamente del mar, como un Neptuno portentoso y juguetón.

El Monte Louro es el más legendario símbolo del mar de Muros.

Los que pertenecen a la estirpe marinera de Muros dicen que el Monte Louro calma las aguas, enfrentándose a vientos y mareas de temporal. Por eso el Atlántico se duerme al otro lado del legendario monte, para crear la ensenada y playa de San Francisco, el lugar donde las olas susurran cálidos veranos. Luego, el océano se convierte en ría, en la que buscan refugio todos los barcos…

Muros es la villa marinera que comparte protagonismo con Noia en la más norteña de las Rías Baixas, en donde la leyenda situó a Noé y a su arca bíblica, tras el diluvio universal:

“Sucedió que el Patriarca encalló su embarcación en un lugar de arena fina, desde el que se veía un monte que brillaba como si fuera de fuego…

Y al ver corretear feliz a su hija Arnoia por la playa, decidió fundar una ciudad en su honor.

La llamó Noia y a aquel monte, el Monte del Oro”.

Al pie del Monte, se abre con forma de ensenada, la hermosa PLAYA DE AREA MAIOR y encerrada por su blanquísima lengua de arena nos encontraremos la LAGOA DE XARFAS, un complejo ecosistema dunar de gran riqueza botánica y faunística, en la que según cuenta la LEYENDA, desapareció sumergida una villa, de la que dicen, se escucha en algunas ocasiones el sonido de las campanas de su iglesia.

La laguna, conforma un espacio de unos 200 m. de diámetro, cerrado por una barrera arenosa sobre la que se formaron con el paso de los años acumulaciones dunares, que cortan el paso del río Longarela, separando la laguna del mar y comunicándose con este, únicamente a través de un pequeño canal.

La zona húmeda se rodea de un pequeño bosquete inundable, pues en las épocas más lluviosas, el río que la alimenta la llena hasta los dos metros de profundidad.

Muros tiene carácter propio como su ría, a medio camino de Noia y la Costa da Morte, entre las rías Baixas y las Altas. Su puerto se sitúa en una magnífica ensenada de abrigo con una parte de la villa en pendiente orientada al sol naciente. En la longitudinal fachada litoral, conseguida quién sabe si con auténticos muros de relleno que le dieron nombre, destacan los soportales marineros de original factura por la amplitud de sus arcos bajo los que guardar en otro tiempo los aparejos de pesca. Hoy la actividad pesquera se centra en la lonja con un importante volumen comercial.

La zona histórica abarca el antiguo reparto entre os barrios de A Cerca, en referencia a las murallas perdidas, y el de A Xesta. Se deja pasear por el intrincado trazado de callejuelas con nombre de Aurora, Esperanza, Amargura, Peligros...y plazas con detalles de estético vivir. Arcadas respetadas por el tiempo como la Puerta de Don Diego; cruceiros de buena vara y pedestal como el del atrio de la Capela de Santa Isabel, a la entrada de la villa, o el crucero de la plaza de Santa Rosa, en el centro; fuentes de enigmática representación entre la abundante concurrencia de bares, tabernas y terrazas. Además de la arquitectura tradicional, existen huellas valiosas del último siglo como la propia Casa Consistorial, el Mercado de Abastos o el local del antiguo Teatro Mercedes.

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