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Mondoñedo

Ciudad de Pardo de Cela e histórica capital de Britonia

En la invasión de 966-971 los vikingos destruyeron la antigua capital de Bretoña, por lo que hubo que trasladar la Sede hasta San Martiño de Mondoñedo. Ya en el año 1112 la Reina Urraca dispuso que la Sede de los bretones quedase en Valíbria, la actual Ciudad de Mondoñedo, ratificándolo en 1156 el Rei Alfonso VII otorgándole el título de Ciudad Muy Noble y Leal. En este tiempo se cedieron las Tierras Navia-Eo y Britonia tomó para siempre el nombre de Provincia de Mondoñedo, bien que aún se alude al original nombre bretones hasta el siglo XIII.

Capital de la provincia bretona hasta la eliminación formal del Reino de Galicia en 1833, la antigua Valíbria es todavía Sede del Obispado de Mondoñedo-Ferrol, con una sublime Catedral, y bastión histórico del Mariscal Pardo de Cela.

Último defensor de la soberanía del Reino de Galicia frente a las pretensiones anexionistas de los Reyes Católicos, el bretoñés Pardo de Cela resistió en el Castillo de A Frouxeira hasta ser apresado en una traición. Condenados a morir decapitados en la Plaza de la Catedral Pardo de Cela y su hijo, cuenta la tradición que al caer rodando la cabeza del Mariscal, ¡¡éste gritó tres veces “Credo, Credo, Credo!!".

Los bretones de Galicia

De los siglos IV al VI, millares de celtas de la provincia romana de Britania abandonan su isla natal por razones aún no bien conocidas. La mayoría de ellos se asentaron en la Península de Armorica, creando el floreciente Reino de Bretaña, mientras tanto, un grupo más reducido se dirigió a Gallaecia, donde fundaron un Obispado-Provincia de gran influencia que perduró hasta la eliminación del Reino de Galicia en el siglo XIX.

La relación de Galicia y Asturias con las regiones celtas del arco atlántico (Bretaña, Gales, Escocia, Irlanda, Cornualles) va mucho más allá del uso de instrumentos comunes como la gaita, o de la pervivencia de tradiciones culturales.

El lugar donde se establecieron se llamó Britonia, y todavía hoy pervive en la actual Bretoña, en la provincia de Lugo. La zona que ocuparon se extendía desde la costa de Ferrol hasta el río Navia, ya en Asturias.

En el siglo XII, el oriente de Britonia es cedido al Obispado de Oviedo y paulatinamente la denominación del Obispado-Provincia de Bretoña y de sus tierras cambia a "Mondoñedo", desapareciendo ya formalmente su primer apelativo en el siglo XIII. La original sede de Britonia se constituye en 1821 como Ayuntamiento de Vián, para pasar a ser desde 1840 Tierras de A Pastoriza.

De esta manera, San Martiño de Mondoñedo, casi accidentalmente y de manera temporal, se convertiría en una sede episcopal doble (Bretoña y Dumio), sin embargo, nuevamente la amenaza sarracena, así como diversas incursiones costeras vikingas, obligan a los mitrados a abandonar el lugar.

Poco después y ya bajo el patrocinio del rey asturiano Alfonso III entre finales del siglo IX y principios del X, la sede episcopal queda restaurada bajo el mando del obispo Sabarico de Dumio, quien iniciaría la construcción o quizás reconstrucción de la iglesia.

A Sabarico le sucederían al frente de la mitra mindoniense personajes de la relevancia de San Rosendo (que posteriormente fundaría el histórico monasterio de Celanova), o San Gonzalo, principal impulsor de la iglesia que hoy admiramos y a quien la tradición atribuyó una serie de acciones milagrosas que aún hoy en día gozan de gran calado popular.

La Cova do Rei Cintolo

La más grande de Galicia, con sus más de 7500 metros de longitud, está situada en Supena (Argomoso).

En el interior nos encontramos con un fantástico paisaje de salas y galerías, e incluso, un pequeño lago y ríos subterráneos.

La cueva está distribuida en tres galerías que muestran interesantes formaciones geológicas creadas por el agua en un enorme macizo de roca caliza.

La cavidad es objeto de distintas leyendas, como, por ejemplo, la que le da el nombre: esta leyenda cuenta que el Rei Cintolo, que era dueño y señor de todo el valle de Brea, tenía una hermosa hija llamada Xila, que estaba enamorada de un conde. Pero un hechicero estaba celoso de este amor, y sepultó el reino de Cintolo en el interior de la tierra. Según la leyenda la bella princesa todavía espera que un caballero valiente la vuelva a la vida.

La primeira exploración arqueológica la efectuó el Club de Montañeros Celtas en 1954, bien que el mindoniense Xosé Villaamil y Castro ya publicara un plano de la galería principal en 1873. Por aquel entonces se habían encontrado en la cueva varios fósiles humanos y algunos objectos como un puñal de hierro de la cultura céltica.

Burela

El municipio de Burela está situado en pleno centro de la Mariña Lucense.

Burela aparece citada por primera vez en un documento fechado en 1096, fecha en que el Conde D. Ramón y su esposa Dña. Urraca conceden a la Sede Mindoniense la mitad de la iglesia de Nois, asentada a orillamar entre Burellum y Aurium.

Los primeros indicios de poblamiento en los límites de la parroquia corresponden a un castro situado en la parte extrema del cabo. La población castrexa ha dejado su impronta en los instrumentos hallados en la finca llamada "Chao de Castro", una arracada y un imponente TORQUES áureo, custodiado en el Museo Provincial de Lugo.

Finalmente, el rey Alfonso VII declara a Santa María de Burela territorio de realengo, otorgándoselo a D. Nuño. Aunque vemos que Burela existía con anterioridad al siglo XIII es en este momento cuando se delimita el territorio que le corresponde a la parroquia.

Hasta 1994, Burela formaba parte del municipio de Cervo. Fue entonces cuando se aprobó su escisión, dando así origen al ayuntamiento número sesenta y siete de la provincia.

Puerto Pesquero Burela es la capital del Bonito del Norte, el Príncipe Azul, además tienen cabida distintas artes de pesca, artesanal, de bajura, pincho (destacando la captura de la merluza), que hacen de este puerto el más puntero de toda la cornisa cantábrica, por lo que la vida de la población gira en torno al mar. El puerto pesquero, uno de los más importantes de todo el Cantábrico y motor de la economía local, merece ser visitado para ver 'in situ' la frenética actividad de la lonja al llegar los barcos.

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