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Rinlo - Las Catedrales

Rinlo es un puerto de origen medieval creado en uno de los pocos entrantes propicios para eso de esta costa: la ensenada de la Areosa. Según cuentan los viejos del lugar, Rinlo es un pueblo con más de 500 años de historia que tiene sus orígenes como puerto ballenero.

Se trata de un puerto tradicional de pescadores. Muestra de esto es su cofradía, una de las más antiguas de España.

Rinlo presenta un conjunto de casas marineras dispuestas a un lado de estrechas calles que las protegen de los fuertes vientos. Las huertas que las rodean delatan la condición de marineros y campesinos de sus habitantes. La casa marinera de Rinlo posee unas características singulares: cobijadas bajo los acantilados, adosadas y con cubiertas a dos aguas. Su superficie y altura denotan la riqueza de sus propietarios. Las de mayor altura contaban con un lugar para almacenar las artes de pesca, mientras que otras disponían para esto de una dependencia exterior anexa a la vivienda.

Rinlo no se entiende sin sus cetarias. Sobre el año 1904 comienza a funcionar en Rinlo una cetaria natural destinada al cultivo de langosta y centollo, levantada sobre una zona de la costa donde una lengua de mar entra en las rocas y construye una pequeña piscina natural y zona de abrigo. Pocos años más tarde entran en funcionamiento las otras dos cetarias con las que cuenta Rinlo.

Las Catedrales, su topónimo original, Praia de Augasantas, se debe, probablemente, a la antigua presencia de un manantial de aguas medicinales con propiedades milagrosas, según la creencia de los lugareños.

Hoy es popularmente conocida como Praia de As Catedrais, pues sus formaciones rocosas nos recuerdan los arbotantes de las magníficas catedrales góticas, haciendo de este enclave la meca cantábrica del gótico natural.

Las poderosas aguas del Cantábrico han labrado, al paso de los siglos, lo que hoy se antoja como capricho de la naturaleza. Con formas imposibles, las rocas de la playa sorprenden porque se asemejan más a un decorado, minuciosamente trazado, que, a una sucesión de grutas, pasadizos y arcos, convirtiéndose en una de las playas más bonitas del mundo.

Foz

La historia de Foz es larga, y su presente de lo más esplendoroso, algo que se debe especialmente a su desarrollo turístico. Lógico, teniendo en cuenta los muchos atractivos del municipio, pero para comprenderlo mejor es recomendable conocer algo de su pasado. Por eso, a continuación, os contamos a grandes rasgos la historia de Foz.

Antiguo puerto ballenero, astillero del Reino de Galicia y una de las principales capitales de la Mariña Lucense, Foz domina esta pequeña ría en proceso de colmatación formada por la desembocadura del río Masma, la ría de Foz, cerrada por las playas de A Rapadoira, en el margen

izquierdo, y la playa de O Altar, en el derecho.

Este territorio de la Mariña Lucense fue ocupado por el hombre hace muchos siglos. De hecho, se supone que la fundación de Foz es incluso anterior a la presencia de los romanos en este territorio del litoral cantábrico.

Y buena muestra de semejante antigüedad es el castro de Fozouro, uno de los conjuntos arqueológicos más espectaculares de esta provincia gallega.

Un lugar asentado sobre un promontorio que dispone de vistas increíbles sobre el mar.

Un emplazamiento cuyos orígenes se remontan a los comienzos de nuestra Era, si bien hay historiadores que piensan que puede ser de incluso el siglo II antes de Cristo. Sea de una época o de otra, lo cierto es que es una joya histórica de Galicia.

Desde ese primer asentamiento prerromano hasta la actualidad, la historia de Foz está estrechamente ligada a su vecindad con el mar. Por el Cantábrico llegaron los fenicios, e incluso se dice que también navegantes llegados desde Tartessos, al sur de la península, más tarde vinieron los romanos. Todos ellos quedaron atrapados por el embrujo de Foz y sobre todo porque en unos de sus ríos había oro, de ahí que se llame río Ouro.

Es decir, aquí se pudieron ver escenas de buscadores cribando las aguas para hallar el dorado metal.

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