top of page

Donón - Cangas

Entre las Rías de Vigo y Pontevedra, en el punto más occidental de la península del Morrazo, se encuentra la Costa da Vela. Este es un mundo virgen en el que el mar y los pinos son los dueños del paisaje. Aquí las vistas son de una belleza espectacular. Como la puesta del sol desde el Faro de Cabo Home, o los acantilados de Donón, de más de 150 m de altura y contra los que el mar se bate furioso. O la playa de Melide, con las islas Cíes enfrente, casi al alcance de la mano, y desde la que no es raro ver a delfines jugando en el agua. En la ría de Vigo, las paradisíacas playas de Nerga y Barra, esta última nudista, de aguas transparentes y rodeada de pinos que llegan casi hasta la arena.

La Costa da Vela es un verdadero tesoro que esconde Cangas, se sitúa en la parte más occidental de la península del Morrazo y se extiende desde Cabo Home al sur, hasta Punta Couso al norte. Esta zona está catalogada como Zona Especial de Conservación dentro de la Red Natura por su biodiversidad y nos iremos encontrando playas, acantilados, observatorio de aves y yacimientos arqueológicos, todo con vistas al mar y pasando por pueblos con encanto como el de Hío.

En el extremo sur de la Costa da Vela se sitúa Cabo Home. Si sois unos románticos de los faros os va a encantar porque este cabo tiene tres puntas y cada una de ellas con su faro. El primero, el faro de Punta Subrido, es una esbelta torre cilíndrica pintada en blanco, con la puerta y las ventanas remarcadas en azul; contrasta con el de Punta Robaleira, un antiguo faro de cantería hecho en piedra de forma achatada y pintado en rojo. Y, por último, el faro de Cabo home, similar al estilo del primero, pintado en blanco y azul, pero con una torre más elevada de 3 pisos. Es uno de los faros más altos de Galicia y también diría que es de los más elegantes por su sencillez. Cabo Home es el punto de costa más cercano a las islas Cíes a tan solo 2,5 km. así que las vistas son inmejorables. Estas tres puntas amparan una pequeña ensenada donde está la playa de Melide que conserva su estado salvaje.

Siguiendo por los 10 km de costa rectilínea a mitad de camino, nos encontramos con el monte do Facho. Antes de subir, a sus pies está la caracola más fotografiada de las Rías Baixas. Es la escultura de Lito Portela de Moaña, que, en las puestas de sol, de algunos meses del año, ofrece la foto perfecta en la que coincide el sol en el centro de la espiral de la caracola.

Subimos al monte do Facho que es el punto más elevado a 184 m. de altura. La palabra facho hace referencia a una hoguera que se encendía en los montes, con paja mojada, para hacer una gran humareda y que servía así, para guiar a los barcos. Se entiende perfectamente el nombre del lugar porque es un punto estratégico y prueba de esto es la garita de vigilancia del s. XVIII construida sobre aras romanas que aún se conserva allí. Por su emplazamiento privilegiado no es de extrañar que se asentasen diferentes pueblos, se pueden ver las excavaciones de poblados castreños del s. IV al I a.C. y que posteriormente se convirtió en santuario galaico-romano. Una vez arriba, lo único que se oye es el rugir del mar en los acantilados que forman un verdadero balcón al Atlántico. La vista es panorámica y se alcanza a ver de un lado, la ría de Vigo, Baiona y Cíes y al otro, la ría de Aldán, Ons y Onza e incluso o Grove al fondo.

Dejamos ahora las alturas para bajar a la ría de Aldán, una gran desconocida. Se puede decir que es una ría en miniatura, en extensión no tiene nada que ver con las grandes superficies de otras rías, pero de ahí su encanto. A pequeña escala esta ría tiene todo lo propio de un gran escenario. El río que desemboca en ella es el Orxas formando una ensenada orientada al norte, entre Cabo Udra y Punta Couso, de aguas tranquilas y protegidas. La villa de Aldán cuenta con puerto pesquero y conserva ejemplos de arquitectura popular de casas típicas marineras.

bottom of page