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Touriñán

Dos veces al año, a principios de la primavera y finales del verano hasta el equinoccio de otoño, el cabo Touriñán se convierte en el finis solis. La posición natural de esta punta de tierra que se introduce impasible en el océano Atlántico lo convierte en el lugar por donde desaparece el sol en la Europa continental.  

Unos dos meses y medio al año para disfrutar de una simbólica puesta de sol en este salvaje tramo de la Costa da Morte. Entre el 21 de marzo y el 25 de abril o entre el 13 de agosto hasta el 22 de septiembre.

La situación de cabo Touriñán, a 9 grados, 17 minutos y 53 segundos de longitud oeste, le otorga este privilegio natural. Cabo Touriñán toma el relevo del cabo de la Roca, en Portugal, y luego, se lo cede al fin y a la postre Vardetangen, en Noruega, tal y como explica el catedrático de Física Aplicada (USC) Jorge Mira Pérez, autor del estudio Análisis de líneas de ocaso en el occidente de Europa. Además, está considerado el punto más extremo al oeste de la España peninsular. Este es un lugar solitario. De ahí también su belleza.

Merece la pena dar un paseo por los alrededores. Siente la curiosa sensación de estar pisando un suelo de hierba blando, casi acolchado.  

Si tu visita coincide con marea baja. Mira en dirección a Nemiña y fíjate en la isla del Castillo. El agua deja al descubierto una lengua de arena que la une a la tierra. ¿Se parece a la isla del Monte Saint-Michel en Francia? 

Aprovecha para quedarte hasta los límites del atardecer y ver encender la linterna del faro sentado en una roca mientras los pescadores se marchan con sus sargos. Antes, los habrás descubierto en la parte baja de los acantilados. Casi sentirías vértigo al verlos tan concentrados con sus cañas a solo unos setenta metros de altura de donde baten las olas.  

Nemiña

Nemiña es una playa internacional en la que desde hace años se reúnen los amantes del surf y del bodyboard de toda Europa, sobre todo alemanes y franceses. También, cada vez más, vecinos de la zona. Todo el año, cuando las condiciones de viento, oleaje y marea son favorables, alrededor de las tres de la tarde se pueden ver coches junto a una de las entradas del arenal. Y en el agua, sobre las olas, dos, tres, decenas o medio ciento de pequeñas figuras negras. 

Durante el verano, esta es una playa muy concurrida. En marea alta está dividida en dos tramos por un saliente de tierra y piedra. La zona más próxima a la aldea y a las suaves formas de los campos de cultivo, es más frecuentada por los bañistas y las familias. La siguiente zona, se llena sobre todo de aficionados al surf. En la época estival, tampoco es raro ver cruzar por la playa a peregrinos procedentes de Fisterra por el "Camiño da Costa" para acabar su peregrinaje jacobeo en la villa de A Barca.  

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