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Su Majestad el Río Miño

Discurre por tres de las cuatro provincias gallegas. Es el río más grande y largo de Galicia y el único de los grandes que acaban en el mar y no lo hace formando una ría. El río que no nace en "Fuente Miña", como hacían cantar en las escuelas durante las décadas de 1960 y 1970, o en Fonmiñá, sino en el Pedregal de Irimia, una zona alta, de una pequeña sierra, a escasos dos kilómetros y medio de la población de Meira, en la provincia de Lugo, ahí, entre un montón de piedras de una antigua morrena, las morrenas son formaciones de origen glaciar, y consisten en depósitos de rocas arrastrados en su momento por las lenguas de hielo que quedaron alineadas a los lados de estas formando verdaderos campos de rocas redondeadas de tamaño similar. En este punto, existe una surgencia de agua de caudal considerable, que puede escucharse durante todo el año fluir bajo estas rocas, pero que no se ve hasta que aflora en la parte baja de las mismas en lo que hoy la ciencia reconoce que es el nacimiento y la fuente más alta del Rio Miño.

Existe también un estudio que dice que el pueblo y la Sierra de Meira se encuentran sobre una enorme balsa de agua. Que de esa balsa es de donde afloran las fuentes y entre ellas la del nacimiento del Miño. Este es el motivo que provoca la gran cantidad de pozos que hay en el ayuntamiento, y que llevaba la confusión con el nacimiento del Miño en Fumiñá, debido la que la corriente subterránea que provocaba dudas y afloramientos de bolsas de aire, como muchas otras cosas, sobre todo cuando afectan a la naturaleza en Galicia hay una leyenda.

> La leyenda cuenta que aquí, en este monte, había una bruja llamada Irimia que tuvo en su día una bronca con los monjes del Cister que vivían un poco más abajo, en Meira.

Resulta que la bruja Irimia vivía feliz en aquellas alturas regadas por el incipiente río Miño, cuidando sus vacas y con sus quehaceres, hechizando de cuando en cuando a cualquiera que pasaba por allí y un día, el superior de la orden, tuvo la ocurrencia de irle a cobrar impuestos, porque disfrutaba de un río que era de ellos, total... que la bruja se cabreó, pronunció unas palabras mágicas y empezaron a volar piedras enormes contra los curas que corrían monte abajo como poseídos por el diablo, la bruja, con voz atronadora les gritaba "¡cabrones! ¡hijos de mala madre! ¡nunca probareis las aguas de este río porque es mío! (e Miño)" y tapó un buen tramo con las piedras. Los curas, cuando terminaron de correr y se les pasó un poco el susto, se preguntaron unos a otros que había hecho y dicho la bruja aquella y el más cualificado de los monjes dijo muy serio: -No sé, pero ahí no volvemos, está como una cabra, pero al parecer el río se llama Miño. -padre -dijo otro de los monjes- creo que le entendí que decía que el río era suyo. y así quedo Miño <

En Lugo el Miño, recorre sus primeros 40 km por la Meseta (A Terra Cha), penillanura cuya altitud oscila entre los cuatrocientos cincuenta y los seiscientos cincuenta metros sobre el nivel del mar.

Por la capital pasa por la parte baja, caudaloso y tranquilo, de ahí que los romanos construyeran la ciudad, en lo más alto de la colina. Fue trazada en el primer siglo antes del nacimiento de Cristo y tres siglos después se amuralló su perímetro. Hoy se conserva la única muralla que queda completa de todo el que fue, el caído Imperio Romano. Una muralla de color oscuro pizarra de más de dos kilómetros. Por encima, sobre el adarve, hoy corren jóvenes lucenses durante la clase de Educación Física y pasean turistas o viajeros de camino a Santiago. Por debajo, para salir o entrar, hay diez puertas, siendo la más antigua, Porta Miña, la que lleva de nuevo al curso del río, al pequeño puente romano.

Cerca de la ribera del río, en Lugo, los romanos construyeron las termas, dedicadas para tomar baños calientes y fríos e incluso para ejercitarse. Estas fueron edificadas aproximadamente en el año 15 a. C.

En el límite de las provincias de Lugo y Ourense, el Miño recibe el agua de su principal afluente, el Sil, que nació fuera de Galicia, es decir, un extraño en tierra propia. Una confluencia difícil entre dos grandes, porque en Los Peares es el Sil quien lleva más agua y debiera ganar la lucha, pero el Miño es más largo y vence en el ángulo que determina quién es principal y quién, el ayudante. Por eso dicen con resignación algunos que el Miño lleva la fama y el Sil el agua. Disputas, en fin, de personas vertidas en ríos.

Os Peares es la confluencia de tres ríos, cuatro municipios, dos provincias y dos diócesis y el encuentro de las Ribeiras Sacras del Miño y del Sil.

En el siglo I antes de nuestra era, en su afán expansionista, los romanos llegaron hasta la península ibérica para asentarse durante varios siglos. Esto permitió la intervención de la geografía con infraestructura arquitectónica que puede apreciarse en la actualidad.

De esa arquitectura, al menos unos 40 puentes se mantienen en pie, pese a que gran parte de ellos han sido restaurados, remodelados e intervenidos en diferentes períodos de la historia hasta casi hacer desaparecer su estructura original. De estas construcciones, dos cruzan el río Miño.

La más antigua de estas edificaciones se encuentra en la localidad de Ourense, con 370 metros de largo y 5 de ancho. Tiene su origen en el mandato del emperador romano Trajano, conocido por ser uno de los últimos interesados en expandir las fronteras del imperio y por su empeño en la construcción de obras. Fue reconstruido en el siglo XIII y declarado Monumento Nacional, veinte siglos después, en 1961. desde 1999, solo se permite recorrerlo de forma peatonal.

El otro, Ponte do Milenio, inaugurado en el siglo XXI, es tan moderno que tiene unas pasarelas a ambos lados por las que subir, ver la ciudad y el Miño desde lo alto, o bajar, y ver las tripas del puente casi junto al agua. Son ventajas de lo moderno: ver desde nuevas perspectivas antes imposibles. Antes, incluso, creían que los ríos, al crecer e inundar ciudades, eran ciertas furias de los dioses. Y salían con enormes cruces para asustarlos.

Tras cruzar el puente moderno se llega a lo más mágico de la ciudad, a la primera de las termas que recorren el Miño. La Ruta Termal del Miño la forman cinco kilómetros de senda peatonal; un espacio ideal para dar largos paseos y que, además, concentra hasta siete instalaciones termales donde descansar y relajarnos mientras disfrutamos de un baño en plena naturaleza, sea invierno o verano.

La ruta comienza en la orilla derecha del río, sólo a unos pocos metros del Puente del Milenio. Aquí se ubica la zona termal de la Chavasqueira, la más próxima a la ciudad, donde podremos escoger entre el ambiente de inspiración japonesa del pequeño balneario de la Chavasqueira y un baño bajo las estrellas en las piscinas exteriores de uso gratuito.

El camino continúa hasta el Tinteiro, una fuente-mirador muy frecuentada por los vecinos de la ciudad y la zona de Muíño da Veiga, con sus cuatro piscinas. Un poco más adelante, la Estación Termal de Outariz ofrece tratamientos de belleza, sauna y dos circuitos termales a precios muy competitivos. Justo antes de cruzar hacia la otra orilla nos encontramos con las piscinas de Outariz, y Burga de Canedo, el mayor centro de actividad termal en Ourense y, además, de uso gratuito. En la otra orilla, en Reza, continua la ruta por el Paseo de la Ninfas, donde encontramos el último espacio termal de esta zona, la fuente de Reza.

Rivadavia fue población importante allá por la edad media, y aún lo es hoy en día, así que bien merece una parada, más aún si te coincide pasar por allí cuando celebran su fiesta de la historia, con ambiente medieval y todo eso, seguro que lo pasas bien, y si no te coincide, pues nada, déjate llevar, baja al paseo sobre el río Avía, podrás ver como se encuentra con el Miño, baja hasta él por la judería, sube a la parte más alta y visita su castillo, piérdete de nuevo en la profundidad de sus estrechas callejuelas.

No dejes de asombrarte de la dualidad del ser humano, que lo mismo trata de honrar a los judíos masacrados por el santo oficio hace 400 años que celebran que un vecino del pueblo fuera de aquellos inquisidores que daban el cerillazo a los judíos. Realmente llamativo si uno se fija.

Por la izquierda del Rio volveremos sobre nuestros pasos hasta Cortegada, un poco más adelante el Miño empezará a servir de Frontera entre España Y Portugal. Al llegar a Arbo nos encontraremos un hermoso puente internacional con unas vistas impresionantes sobre el Miño y cierta cultura pesquera típica en la zona. Por cierto, ya nos hemos adentrado de lleno en otra zona vitivinícola: O Condado. Los vinos del Condado de Tea en Galicia son una subzona de la D.O. Rias Baixas.

En Arbo el Rio está ligado a la historia, la cultura y la gastronomía del Municipio, conformándose como parte indisoluble de su paisaje. La lamprea del Rio Miño en Arbo es la de mayor fama de toda Galicia.

Esta Ruta, que comienza en el acceso a la Playa Fluvial de Sela, nos permite visitar, guiados por los paneles divulgativos, las emblemáticas Pesqueiras, encuadradas en un mágico paisaje Ribereño.

Cuando paseamos por las orillas del Miño en esta zona podemos ver las obras que hizo el hombre, y que aquí llaman "pesqueiras" para poder atrapar al esquivo y exquisito manjar. Lo que si conviene saber es que las construcciones que veis en el río están hechas por algo: la lamprea no se pesca como otros seres del río con anzuelo y caña, no, aquí usan nasas colocadas en esas "pesqueiras", consiguen capturar a las codiciadas lampreas.

Cuentan algunos historiadores que en aquellos tiempos los emperadores ordenaban llevar hasta Roma lampreas vivas de Arbo, que después eran criadas en viveros hasta el momento de su consumo en grandes banquetes. Hoy en día, la lamprea sigue siendo una de las señas de identidad más importantes del municipio, que la ha convertido en el plato estrella de su cocina y en el eje de dos grandes celebraciones gastronómicas, una de ellas declarada de interés turístico nacional.

Los atractivos de la zona son tantos que incluso llegaron a cautivar a los productores de Hollywood, tal como recuerdan aún los vecinos más veteranos del lugar. Las inmediaciones de la playa fluvial de Arbo sirvieron en el año 1957 de plató natural para el rodaje de algunas escenas de “Orgullo y pasión”, una superproducción dirigida por Stanley Kramer, ambientada en la Guerra de la Independencia española y protagonizada por tres grandes estrellas de la época: Frank Sinatra, Cary Grant y Sophia Loren. Ninguno de ellos llegó a visitar la localidad, puesto que para la batalla fluvial allí rodada los productores recurrieron a dobles. Pero muchos vecinos de la zona sí tuvieron ocasión de participar en la película como figurantes y el despliegue de medios técnicos, humanos y materiales realizado (incluido un cañón de grandes dimensiones) causó sensación en la zona. Una placa en recuerdo de aquellos hechos colocada en las inmediaciones de la playa fluvial en el 50 aniversario del rodaje no hace sino confirmarnos que estamos en un lugar de película.

De Arbo lo tenemos bien para cruzar a Portugal, al fin y al cabo, está ahí ese precioso puente que tan hermosas vistas sobre el río nos ofrece, de hecho, en este tramo por Portugal podremos ir más cercanos al río. podemos adentrarnos por tierras lusas, que aquí por el norte llaman minhotas hasta la localidad de Monçao, enfrente tenemos a Salvaterra do Miño, y ambas merecen una parada y que pasemos de un lado a otro, aunque sea para disfrutar e imaginar toda la historia que acumulan las piedras de sus fortalezas que no denotan sino una vieja enemistad que ya realmente fue dejada atrás.

No sabría con cuál de las dos localidades quedarme, quizás para pasear un poco me decantaría por Salvaterra de Miño, que tiene un hermoso parque y un buen paseo a orilla del río. Monçao no está nada mal para degustar un buen café en su alameda.

Ahora casi que vamos a seguir por la margen derecha, despacito siempre por si nos apetece meternos por cualquier recoveco o parar a la orilla del río para deleitarnos un rato, pero sin pausa, hasta llegar a Tui.

Nos encontramos en un lugar de gran importancia histórica, aunque debería de decir más bien un conjunto de lugares, y es que si nosotros estamos pisando Tui enfrente tenemos a Valença do Minho, antaño como vuelven a indicarnos sus fortificaciones y fortalezas, enemigas; y hoy más bien hermanas o como poco muy amigas, tanto que tengo la sensación de que no podrían vivir la una sin la otra. Podemos discutir, mientras cruzamos el puente de un país a otro, si verdaderamente lo construyo Eiffel o alguno de sus discípulos que es cosa que te suelen soltar por aquí a la mínima de cambio, pero no, va a ser que no, el puente fue construido por un ingeniero riojano llamado Pelayo Mancebo y Ágreda, que además era diputado. Por cierto, si el puente traquetea no os preocupéis, en su parte más alta pasa el tren.

La importancia histórica de Tui la denota el hecho de que aún sea sede de la Diócesis obispal, con mando en plaza sobre la curia viguesa, por ejemplo, y que su iglesia está consagrada como catedral, también fue capital de una de las siete provincias del Antiguo Reino de Galicia.

La importancia de Valença do Minho en el norte de Portugal se percibe claramente por la construcción de su fortaleza, hoy pacifico lugar de encuentro entre comerciantes y generalmente clientes españoles que buscan los ventajosos precios con los que ofrecen sus mercancías.

Ya hemos saltado de un lado a otro de la frontera varias veces, por el puente nuevo y el viejo. ¡Ánimo que aún falta mucho y bueno por ver! Vamos a seguir por el lado derecho del río, adentrándonos en tierras de Tomiño, seguimos hasta el próximo puente internacional que nos encontremos, que será el de Tomiño a Vila Nova de Cerveira. Con Vilanova de Cerveira sucede lo que con Valença do Minho, si bien Tomiño no tiene gran importancia a nivel de España (aunque antaño fuese ciudad fortificada y aún conserva los restos) Vila Nova de Cerveira si la tiene en el norte de Portugal.

Entre A Guarda y Camiña hay un ferry para vehículos desde hace mucho tiempo. Empezamos por España, aún en Tomiño, casi ya en El Rosal, (buen vino el de esta tierra). Y venga que ya entramos en A Guarda es pueblo muy marinero, con algunas buenas playas al atlántico, pero yo os propondría otra pequeña ruta en este ayuntamiento. Lo primero de todo sería subir al Castro de Santa Tecla, en el podréis disfrutar de las ruinas de un poblado prerrománico del siglo I antes de Cristo y subiendo un poco más de unas vistas alucinantes de la desembocadura del Miño, os dejo una panorámica para que os hagáis a la idea, y disfrutemos de esa unión, casi mágica, entre el Miño y el Atlántico.

Dejemos que ese Miño que vimos nacer, que vimos como crecía siendo un niño, que vimos como se hacía grande, fuerte y poderoso y como los hombres lo maltrataban y una y otra vez y aun así como ave fénix resurgía de sus cenizas para regar con su bien preciada agua a casi toda Galicia, dejemos digo, que vaya muriendo tranquilo, sumergiéndose en el gran océano poco a poco, según se va poniendo el sol, supongo que si yo fuese río me gustaría morir así después de haber servido bien a la tierra y a sus habitantes que a lo mejor no merecemos tanta bondad.

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