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Estaca de Bares

La Estaca impresiona. Desde el aire y desde el mar. Incluso a los capitanes de los recios navíos a los que guía el viejo faro de Bares.

Navegan estos sobre el azul intenso, al compás de las olas, pintando paisajes de acuarela… Van y vienen… Se pierden en el horizonte como si huyeran de este mar de agujas…

Punto más septentrional de la Península Ibérica donde se juntan las aguas del Mar Cantábrico y el Océano Atlántico. En un espacio protegido declarado "Sitio Natural de Interés Nacional" por Orden Ministerial en el año 1933.

A esta situación estratégica debe gran parte de su fama internacional como paso obligado para cientos de miles de aves. A este punto conducen varias rutas migratorias de especies marinas y terrestres procedentes del Atlántico, el Mediterráneo y el Ártico. Las valoraciones más optimistas alcanzan cifras que exceden los dos millones y medio de ejemplares volando hacia el oeste los que por aquí pasan. 

Sus antecedentes históricos comienzan en 1846 cuando D. Pedro Juan de Zulueta, residente en Londres, y el Ministro Plenipotenciario de Inglaterra envían una proposición a la administración española solicitando el establecimiento de dos nuevos faros, uno en Finisterre y otro en cabo Ortegal. consultada la opinión de marineros y prácticos, se encuentra preferible para el segundo la ubicación prevista para un faro de primer orden en la Estaca de Bares y se ordena la confección de ambos proyectos.
Realizados por el ingeniero Félix Uhagón, comienzan los trabajos en el mes de diciembre de 1849, con un continuo y fuerte temporal, su costo será de 131.830 reales. En los meses de junio y Julio siguiente se colocó el aparato, y después de haberse encendido para hacer las pruebas necesarias, empezó a alumbrar definitivamente el 1 de septiembre del mismo año, con la apariencia de luz blanca giratoria con eclipses de minuto en minuto. 

Puerto de Bares

Bares pequeño pueblo pesquero situado en la ria de O Barqueiro situado ante una gran playa de arena blanca y fina y agua cristalina con una frondosa arboleda a su espalda.

La escollera del Puerto de Bares, conocida popularmente como O Coído, se considera el puerto gallego más antiguo de los que aún siguen en activo. Sin embargo, no existe unanimidad sobre su origen.

La corriente más extendida habla de un puerto fenicio construido en el siglo VII a.C. Esta teoría parte del arqueólogo Federico Maciñeira, que sostiene que el puerto fue construido como lugar de refugio para navegantes fenicios en su ruta marítima hacia el Norte de Europa.

Las prospecciones arqueológicas subacuáticas realizadas por la parte exterior de O Coído de Bares revelaron que, «600 metros hacia fuera, en la ría, rodeando esa configuración de bloques, sigue habiendo coído, una estructura de un tamaño colosal», alcanzamos una profundidad de 17 metros, a 600 de distancia, y seguía habiendo un coído subacuático de unos siete metros de altura, unas dimensiones descomunales», añade este investigador de la Universidade de Santiago de Compostela, fascinado por el descubrimiento, del que ya les había alertado algún vecino de este

pequeño pueblo costero de Mañón. El hallazgo refuerza la evidencia de que O Coído «no ha podido ser obra humana, por el tamaño y el peso de los bloques, toneladas y toneladas, y esa configuración hacia fuera».

«Es una formación natural, por la propia erosión del domo granítico. Por tanto, debemos suponer que no es fenicio, sino anterior, una obra magnífica que fue aprovechada desde tiempos inmemoriales por todas las culturas que pasaron por allí para tener un refugio para continuar la navegación, o realizar su actividad», recalca. Desterrar el origen fenicio, que defendió el arqueólogo Federico Maciñeira,  «Es un prodigio de la naturaleza, es más antiguo y es probable que en momentos de ocupación romana o medieval haya sido reforzado, reconfigurado con los medios de la época, un poco como se hizo en 2010, para volver a ganar ese espacio y esa gran barrera natural».

El director de los trabajos acometidos en O Coído tras el paso del Becky sostiene que, en lugar de una cronología, a «esta formación tan exquisita» le corresponderían «tantas como civilizaciones han recalado aquí». Una investigación en profundidad sobre este «peculiar» fenómeno y su entorno «daría muchísimas respuestas a la arqueología gallega y española sobre multitud de cuestiones».

A él le correspondió exponer las conclusiones de este estudio en Zaragoza: «Fuera de Galicia O Coído es desconocido. Fue una sorpresa para todos, es fascinante como puerto y fondeadero».

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