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Ortegal

El faro de Ortegal se encuentra situado en el cabo del mismo nombre, es el segundo más septentrional de la península Ibérica. La construcción es una torre cilíndrica pintada de blanco y rojo edificada a principios de los 80, a la que se puede llegar por carretera desde Cariño. A su derecha se extiende la ría de Ortigueira con tramos acantilados y arenales; cerca del cabo las laderas ganan en verticalidad y altura para configurar un lugar majestuoso.

El proyecto de torre fue realizado por el ingeniero Jaime Arrandiaga y se aprobó por O.M. del 9 de octubre de 1982. Es de tipología normalizada construida de hormigón armado. Tiene 12,70 m de altura, con dos balconcillos volados y linterna de 2,25 m de diámetro. La primera instalación fue eléctrica con reserva de gas y estaba compuesta de un sistema dúplex de dos tambores dióptricos de 500 mm que llevan en foco una lámpara de incandescencia cada uno. En caso de fallo de energía eléctrica había, en la inferior un destellador AGA de boquillas múltiples que entraba en servicio automáticamente. Disponía también de dos grupos electrógenos como reserva, alojados en una caseta exterior rectangular.

El faro sufrió una profunda reforma después de ser adoptado por la Autoridad Portuaria de Ferrol - San Ciprián, desde 1993 hasta la actualidad, primero desapareció la caseta exterior que afeaba el entorno y con ella los grupos electrógenos. Después se reformó todo el equipo técnico del faro manteniéndose solo las dos ópticas de tambor y desapareciendo el gas acetileno, se colocó un sistema de lámparas halógenas y baterías. El faro fue monitorizado para ser controlado por ordenador desde el centro de control situado en el puerto de Ferrol. El alcance es de 18 millas. Su altura focal de 124 m. sobre el nivel del mar hace de él un espléndido mirador.

Frente al faro, los aguillóns, grupo de peñascos afilados, conjunto ya fue citado hace 19 siglos por Ptolomeo con el nombre de Trileuco por lo blanquecino de las rocas.

Tras la Punta Do Limo se encuentra el “Vixía Herbeira”, con 613 m sobre el mar, el acantilado costero más alto de España y uno de los de mayor altura de Europa.

San Andrés de Teixido

Entre caballos y acantilados se llega al bello Santuario de San Andrés. ¿Conoces su origen?

Cuenta le leyenda que un día hace ya muchos años, el apóstol San Andrés se despertó triste y a la vez celoso. Su templo estaba en un lugar tan inhóspito que no atraía a los peregrinos quienes preferían visitar la tumba del apóstol Santiago, en Compostela, que la suya. Conmovido, Dios le hizo una concesión: “ve tranquilo Andrés, pues no has de ser menos que Santiago. Desde hoy, prometo que nadie ha de entrar en el Reino de los Cielos sin antes haberte visitado. Y si no lo hiciera en vida, habrá de acudir de muerto “. De ahí la tradición de peregrinar al santuario también conocido como “San Andrés do Cabo de Mondo” (San Andrés del fin del mundo).

Una vez allí, hay que respetar varias tradiciones: la primera, comprar una colección de “sanandresiños. Figuritas de pan, cocidas sin levadura, endurecidas al horno y pintadas de vivos colores, rojo, amarillo y azul. Son cinco símbolos: una flor del pensamiento, una barca, un pescador y una sardina en honor a la profesión del santo, y una mano que a veces se sustituye por una paloma de la paz.

Una vez adquirida la colección hay que entrar en la ermita y rogar la bendición del santo. Después, se toma el camino hacia el mar rumbo a la fuente del santo donde quien lava sus verrugas en los tres caños las perderá para siempre.

Tras beber en la fuente (todo el mundo lo hace a pesar de que figura escrito agua no potable), hay que bajar hasta la orilla del mar en busca de la “herba namoradeira” o clavel marino (hierba de enamorar) y los “xuncos de ben parir”, (juncos del buen parir), plantas mágicas que ayudan conquistar amores y a mitigar los dolores de las parturientas. Luego hay que y volver al santuario con el ramo y deuda saldada.

Ah, ojo, un último consejo. Durante su estancia en San Andrés de Teixido procuren no matar a ningún animal ni insecto que vean por la zona, ni a una mosca.  Es probable que los bichitos que se encuentren sean difuntos reencarnados en peregrinación a la ermita para poder entrar en el Reino de los Cielos.

La línea imaginaria que separa el Atlántico del Cantábrico la forma A Serra da Capelada llegando hasta Ortegal, siendo Vixía Herbeira con sus 615 metros el pico más alto de este enclave paisajístico. Estos acantilados, los terceros más altos de Europa y los primeros de la Europa continental, son originados por procesos de elevación o sea tectónicos, no por erosión marina. En esta atalaya se encuentra la garita que lleva el mismo nombre que el pico, esta construcción, como algunas otras, formaban parte de una serie de puestos de vigilancia costera y marítima a lo largo de toda la costa, data del siglo XVIII y fue reformada en el 2003. La visita a San Andrés de Teixido, a Cabo Ortegal o la ruta de la playa de Areas Negras pueden redondear el día.

Esta playa, ubicada a los pies de los acantilados, pasa por ser la única de arena negra de origen no volcánico del planeta, para llegar a ella salimos del cruceiro de Teixidelo dirigiéndonos hacia un pequeño grupo de casas, a continuación, seguimos descendiendo por un camino hasta enlazar con una senda probablemente de pescadores.

La ruta puede ser más o menos de unos 6 kilómetros (ida y vuelta) y podremos ver la falla de origen glaciar, que tiene una estructura geológica de piedras ultra básicas de cerca de 300 millones de años, formadas por peridotitas, piroxenitas, granulitas y anfibolitas. Una vez abajo podremos observar (si el caudal lo permite) la fervenza de Teixidelo. Este paraje singular es de muy recomendable visita siempre y cuando se tomen las debidas precauciones, al ser un recorrido empinado y venteado.

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