Soportújar (Granada)
Cuenta la leyenda que, en un rinconcito perdido de Andalucía, en tiempos de Felipe II, las meigas gallegas encontraron un nuevo hogar. Soportújar (lugar de soportales), situado en plena Alpujarra granadina, fue el lugar elegido.
Esta población se llamó “Xabotaya”, hasta el siglo XVI, topónimo de origen desconocido. Durante el reinado de Felipe II se llevó a cabo la repoblación de esta localidad con familias gallegas, famosas por las meigas y los conjuros, a esta circunstancia histórica se debe el apelativo de “Brujos/as”, con el que se llama a sus habitantes.
Desde entonces, se ha relacionado este municipio con lo sobrenatural y abundan las historias orales relacionadas con lo misterioso: casas encantadas, bailes de brujas, mal de ojo, labradores que ven cosas extrañas…
En Soportújar hay una fuente, la del Chorrillo, que se dice era el lugar de reunión de las brujas en donde chismorreaban y contaban sus maldades.” Quién prueba el agua del Chorrillo, se vuelve falso”, dicen.
En otros tiempos Soportújar tuvo gran fama, ya que se comentaba que en el lugar habitaban brujos, curanderos y adivinos. Algunas personas curaban las anginas frotando saliva en las muñecas del enfermo, a los niños les colgaban un hueso del cuello para inmunizarlos de posibles maleficios, se utilizaba manteca de podenco para normalizar la regla de algunas mujeres, en las cuevas del municipio se confeccionaban afrodisíacos bajo el influjo de cánticos y ensalmos…. La leyenda asegura que Soportújar, en otros tiempos, veneró la magia y lo sobrenatural.
El pueblo ha habilitado una cueva (La Cueva del Ojo de las Brujas) y una era, con una pequeña nave de piedra, para organizar aquelarres, así todo aquel al que le guste la magia y lo sobrenatural, podrá reunirse para realizar conjuros, evocar a los espíritus, preparar queimadas y llevar a cabo sus prácticas secretas en la rehabilitada ‘Era del Aquelarre’, tal y como se hacía en el S.XVI.