top of page
19429_1.jpg

Cernégula (Burgos)

Cernégula está considerado como el pueblo de las brujas. El escondite de las mujeres malvadas de Castilla.

El origen de esta leyenda puede estar relacionado con los viajeros que durante siglos recorrieron el Camino del Pescado, y a los que la visión nocturna de la laguna les habría inspirado tales relatos. Con el tiempo, las leyendas acabaron por formar parte del acervo popular y fueron recopiladas por diversos escritores de finales del siglo XIX. Julio Caro Baroja recogió estas historias en su libro “Las brujas y su mundo”, en el que se cuenta que las brujas de Asturias y Cantabria viajaban hasta Cernégula, montadas en sus escobas, para celebrar sus aquelarres. En la orilla de la laguna, junto a un espino, tomaban sus pócimas y bebedizos, se untaban con ungüentos y bailaban hasta la locura mientras invocaban al diablo.

La tradición oral ha mantenido hasta hoy los refranes que corrían de boca en boca en los años de la inquisición. «Los sábados las brujas de Cantabria, tras churrar y al grito de 'Sin Dios y sin Santa María, por la chimenea arriba'. Parten volando en sus escobas rumbo a Cernégula donde celebran sus reuniones brujeriles alrededor de un espino, para luego proceder al bailoteo y chapuzarse en una charca de agua helada».

Las orillas de esta charca habrían sido testigo de ritos satánicos oficiados por brujas y presididos por el mismo diablo.

La propia Inquisición española ha dejado crónica de que el mismo Satanás presidía y bendecía los ritos, las pócimas y los brebajes alucinógenos de estas brujas hasta el canto del gallo. Como recuerdo de aquel pasado, real o no, gran parte de las casas de Cernégula mantienen su legado en forma de veletas con la figura de una vieja montada en su escoba que lucen en sus tejados. La única gasolinera del pueblo también hace un guiño a la brujería. Su nombre, Las Brujas, lo dice todo.

En recuerdo de estas leyendas, en la noche de San Juan los vecinos levantan la hoguera junto a la charca y bailan en torno a ella.

Pero no es la única superficie acuosa que permanece en la zona. La charca de la Pila Vieja y la de la Venta La Perra, muy cercanas al pueblo, son lagunas de origen kárstico que configuran una de las pocas unidades lacustres de la provincia de Burgos.

Lo cierto es que la misteriosa laguna donde la tradición oral cuenta que se reunían las brujas en torno a esotéricos aquelarres es uno de los principales atractivos para visitar Cernégula. Se alimenta de aguas pluviales y procedentes del deshielo. En invierno, gracias a una gruesa capa de hielo que se forma debido a las bajas temperaturas, permite patinar y aunque su nivel disminuye en verano, no se la conoce seca. En este lugar hasta no hace mucho también aparecía la imagen de una bruja montada sobre una escoba.

Nada queda de lo que narra la leyenda. De aquel pasado brujeril solo hoy sobreviven antiguos aliados: sapos, batracios, pequeñas culebras de agua e insectos varios.

Al igual que en Zugarramurdi (Navarra), las brujas de Cernégula fueron perseguidas por la Inquisición. En España, a diferencia de lo que ocurrió en el resto de Europa, murieron en la hoguera una veintena de brujas. Un dato inferior respecto a lo que ocurrió en otros países europeos como Francia y Alemania.

En esta purga de captura de brujas, tuvo especial protagonismo un lugareño, el inquisidor Alonso Salazar Frías, encargado de llevar a cabo miles de interrogatorios no tan abusivos. El burgalés recorrió buena parte del norte de la península ibérica para cuestionar algunas de las sentencias que otros inquisidores habían interpuesto sin fundamento alguno. Incluso llegó a evitar el ajusticiamiento de dos acusados de brujería.

Salazar Frías dejó para la posteridad este dicho: “No hubo brujos ni embrujados en este lugar, hasta que se comenzó a tratar y escribir de ellos”. Por si quedaba alguna duda. Pese a todo, el halo esotérico nunca dejará de envolver al considerado pueblo de las brujas de España, uno de los lugares con historia de Castilla y León.

12-Cernegula
00:00 / 03:59
bottom of page