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El fuego simboliza, por un lado, el renacimiento y la renovación por parte de las fuerzas divinas y de la naturaleza, pero, por otro lado, el fuego tiene también un aspecto destructivo, representado por el fuego del infierno, que tiene la función diabólica de arder eternamente sin excluirse, no permitiendo así la regeneración
El fuego también se utiliza a menudo en los ritos de paso como símbolo de purificación en las culturas agrarias, representa los fuegos de los campos que luego se adornan con un manto verde de naturaleza viva. El fuego es el motor de la regeneración periódica
En los rituales de iniciación de la muerte y el renacimiento, el fuego se asocia con su principio antagónico, que es el agua. La purificación por el fuego es complementaria a la purificación por el agua, que también es regeneradora. Pero el fuego se distingue de él en que simboliza la purificación mediante la comprensión a su forma más espiritual, mediante la luz y la verdad.
Algunas cremaciones rituales tienen su origen en el significado del fuego como vehículo, como mensajero entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
El fuego también tiene un simbolismo sexual universalmente vinculado a la primera técnica de obtención de fuego por fricción, en un movimiento de ida y vuelta, imagen del acto sexual. El fuego obtenido por fricción se considera el resultado de una unión sexual.

La queimada utiliza el fuego como símbolo de purificación y protección, que, al quemarse, ahuyenta a los malos espíritus y atrae las buenas energías. El fuego es uno de los cuatro elementos (junto con el agua, la tierra y el aire) invocados durante el conjuro, y su poder es clave para limpiar el ambiente y los participantes de las influencias negativas.
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Purificación: El fuego en la queimada tiene la función de limpiar y purificar, tanto el ambiente como a las personas que participan en el ritual.
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Protección: Se cree que el fuego tiene la capacidad de alejar a las brujas, malos espíritus y el mal de ojo, según la tradición gallega.
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Conexión con lo ancestral: Las llamas se asocian con rituales celtas y druídicos que usaban el fuego como herramienta para conectar con el mundo espiritual.
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Transformación: Al igual que el fuego transforma la materia, se considera que el ritual transforma las malas vibras en buenas, permitiendo "empezar de nuevo".