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“CAMINO MÁGICO”

“La peregrinación es un hecho común a todas las religiones. Los tres grandes centros del peregrinaje cristianos son, Jerusalén, donde murió Jesucristo, Roma donde está la tumba de San Pedro y Santiago de Compostela donde el mito cristiano sitúa los restos del Apóstol Santiago”.

Se trata de lugares que a modo de imán han atraído siempre a los fieles, metas sagradas a las que se llega tras un viaje en que el peregrino se enfrenta a la naturaleza y se encuentra consigo mismo.

El hombre ha peregrinado siempre, desde sus orígenes se ha desplazado a tierras prometidas, hacía lugares desconocidos. Movido por razones de fe o impulsado por la necesidad misma de caminar, el ser humano está lanzado casi obligado a la búsqueda y a lo largo de los tiempos ha manifestado esta necesidad de conocer lugares nuevos, de andar por tierras extrañas que le permitan avanzar en su trayecto.

Nos marcamos ciertas metas y emprendemos el camino, el peligro está presente pues en todo trayecto surge la dificultad, la lucha, el enfrentamiento con las fuerzas externas y de uno mismo. Elegir el viaje es saber que uno va a dejar atrás muchas cosas. Es más, el hombre puede peregrinar desde una perspectiva interior y así, el trayecto externo del camino tiene su correspondencia en el viaje interior que ofrece todo peregrinaje. Esa es la Verdadera Magia del Camino.

El Camino de Santiago es la ruta mágica por excelencia de Occidente, ruta que fue desarrollada y elevada al máximo por el cristianismo, impulsada por los monjes cluniacenses, pero que sin embargo posee un innegable origen precristiano.

El Camino de Santiago, como Camino Mágico hay que entenderlo desde la definición de magia, lo grande de nosotros mismos, lo que nos trasciende, lo que va más allá de la personalidad. Magia es, cuando nosotros somos capaces de atender a la vida de tal manera que la vida se muestra ante nosotros en todas las percepciones, no solo en la racional, también la intuitiva, la estética y lo que los místicos podrían llamar la espiritual.

El Camino de Santiago es el resultado de muchos años, no es una idea creada en un despacho, sino que se fue generando por una serie de circunstancias, económicas, políticas y culturales. Uno de los elementos importantes fue que, las órdenes monásticas, fundamentalmente la Orden de San Benito y del Cister sufrieron una transformación, creando monasterios que se convirtieron en centros de desarrollo económico principalmente agrario con las tierras que circundaban los monasterios, estos centros se fueron extendiendo, enfrentándose a la línea que formaba el mundo musulmán. Estos habían llegado hasta Francia y aquello alarmó a la cristiandad. Y entonces los monasterios eran asentamientos que iban tomando cuerpo y formando a través de los siglos una frontera, esa frontera que va de este a oeste y que llega hasta Santiago de Compostela, y así se va creando ese camino. Al mismo tiempo que se crea el camino se genera el mito y este mito lo que hace es articular todo un pensamiento, toda una ideología católica floreciente, fuerte, frente al pensamiento musulmán. Por lo tanto, son los Reinos Cristianos, el Sacro Imperio Romano los que conforman la vieja Europa, evidentemente en el origen de Europa no está solo el cristianismo, pero si está también el cristianismo, sobre todo está el cristianismo en cuanto a que se confronta con el pensamiento musulmán, con la cultura musulmana en la propia Europa.

Desde el siglo IX y X hasta nuestros días son mil años moviendo influencias, en la música, en la arquitectura, en la economía, el tráfico de influencias políticas, los reyes, los nobles, los obispos y los papas vienen a Compostela, y de Compostela salían los productos económicos y productos culturales de Galicia por el mundo adelante.

En los siglos X, XI y XII el norte de la península conoció un esplendor religioso  cultural excepcional, un hecho histórico transcendental que marcó el origen de lo que hoy es Europa. De él guardan buena cuenta las construcciones, monasterios, iglesias o castillos que el románico y el gótico han dejado a lo largo del Camino. La magistral arquitectura cristiana es de una fuerza evidente, pero tras ella se hallan capas más profundas que descubren el Camino más remoto, un trazado más antiguo, construido sobre las vías romanas que llevaban al Finisterre atlántico y a su vez se habían servido de antiguos trayectos sobre los que ya caminaban las tribus más primitivas. Y es en la pista de lo pagano donde descubrimos el trazado de un camino mucho más antiguo, lleno de magia y misterio.

Hoy la ciudad de Santiago es más que una meta cristiana, es una metáfora abierta al paso de los tiempos, un símbolo que invita a reflexionar a todo caminante que se dirige a ella. La ciudad de Santiago es un símbolo, es un mito, es una creencia, es una ciudad mágica y hay que partir desde ese punto.

Compostela es una ciudad viva en continua transformación que se regenera y se adapta al devenir de los tiempos sin perder su dimensión espiritual. Compostela acoge maternal a peregrinos de todos los países, devotos, turistas, cristianos o no, que han elegido realizar el Camino y adaptar el reloj al ritmo de sus propios pasos.

Compostela es una ciudad muy vieja y es previa a la propia época cristiana, de hecho en las excavaciones que se hicieron en la catedral durante la década de los sesenta en las que se intentaba encontrar vestigios que enlazaran el descubrimiento del Apóstol con la antigüedad, fundamentalmente la Iglesia Católica trató de buscar improntas que le dieran argumentos históricos al mito del Camino de Santiago, al enterramiento de Santiago. Y si, encontraron enterramientos, de notables, de épocas previas al cristianismo incluso, y se aprovecharon estos enterramientos indudablemente para asentar sobre ellos el mito del Apóstol.

Se construye poco a poco el Camino Jacobeo y frente a Mahoma el Mensajero de Alá, los cristianos proponían a Santiago, discípulo y hermano de Jesús, así encontramos a Santiago Peregrino convertido en Santiago Matamoros, santo convertido en guerrero alzando su espada y subido a su blanco caballo.

En torno al Apóstol y al Camino se han generado muchas leyendas, pero la primera leyenda y la que hay incluso un intento general de haberla presentado como histórica por las partes interesadas, fundamentalmente de la Iglesia Católica. Es la leyenda de la Traslatio o Translación del Apóstol Santiago a Compostela, donde hipotéticamente estaría hoy enterrado, cuenta esta leyenda que el hijo mayor del Zebedeo Santiago es decapitado en Jerusalén por las autoridades judías, los discípulos cogen su cuerpo lo ocultan y lo trasladan en una barca por todo el Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar, que es donde se decía que estaban las columnas de Hércules, que era la puerta de entrada al Océano Atlántico.

Atravesando las Columnas de Hércules suben por toda la Península Ibérica delante de Portugal y entran por el río Ulla y llegan a Iria Flavia, allí los discípulos intentan buscar un lugar noble, un lugar importante donde enterrar el cuerpo del Apóstol y allí encuentran la colaboración de una reina, la Reina Lupa que vivía en un monte que hoy recibe el nombre de Pico Sacro y que les prestó toda su ayuda para enterrar al Apóstol. Desde ese momento se oculta a este y desaparece durante siglos, hasta el siglo VIII o IX cuando se produce el descubrimiento.

Muchos son los que se preguntan cuándo llegan a Santiago conocedores de la historia y de la imposibilidad histórica de que ahí descansen los restos del Apóstol Santiago, ¿Quién entonces está enterrado aquí?

No son pocos los que creen que quien realmente está enterrado en la Catedral de Santiago no es otro que Prisciliano, Obispo de Ávila, ya que parece más real que la leyenda del Apóstol que resulta más fantástica llega a Compostela en una barca de piedra y eso resulta como menos creíble. Prisciliano como veremos es un heresiarca, un hereje, detenido por enfrentarse a Roma, juzgado y ajusticiado en Tréveres, cortándole la cabeza al igual que hipotéticamente a Santiago.

El proceso del Camino se apoyó muchísimo en los monasterios del Cister, esto conllevaba todo un desarrollo urbanístico, un desarrollo de monasterios, de catedrales, hospitales que a lo largo de los años fueron atrayendo la mano de obra, los canteros, los braceros, carpinteros y también a los maestros de obras, sobre estos se tejieron leyendas de misterio, pero hay verdades como puños que son las obras que han levantado estos arquitectos construyendo un Camino, un Camino de piedra.

Se decide trabajar la piedra como elemento constructor, pero la Iglesia no era quien directamente trabajaba la piedra, ni quien diseñaba la arquitectura de los edificios, sin duda hay que agradecerles mucho en el Camino de Santiago a sus artífices, los constructores. Se encomienda la construcción de albergues, iglesias etc., a los compañeros constructores, maestros de la cantería, profesión harto antigua que cobra nuevamente fuerza. Y es que el Camino de Santiago es principalmente un camino creado, esculpido, elevado por constructores. Para ellos suponía también un camino iniciático, en el que el Maestro constructor había pasado por diversas fases hacía el conocimiento de su materia, la mayoría de los capataces recorrieron el Camino y su saber parece estar plagado de la espiritualidad de todo camino iniciático.

Así como los Templarios tenían un precepto, hablamos de los Templarios occidentales, que era hacer el Camino de Santiago a caballo y sus protegidos la hermandad de constructores del Camino, también tenían entre sus preceptos para ascender en el oficio, de albañil a arquitecto, el peregrinar hasta el fin del mundo, hasta el Finisterre, la Vía Láctea de los alquimistas. Para un Maestro constructor Galicia era la escuela suma, el final del camino en su carrera, solo después de haber conocido el granito, de haber tallado el granito uno era verdaderamente un Maestro constructor.

Los Templarios encargaron muchas de sus construcciones a estas hermandades, a estos gremios de constructores. Bien es sabido que estos tenían el propósito de custodiar el Camino y proteger a los peregrinos y darles servicio y asistencia.

A través de un camino iniciático los Templarios al igual que los constructores vivían su espiritualidad a través de niveles que se relacionan con las fases alquímicas en busca del conocimiento, la Piedra Filosofal. La alquimia era, digamos, el arte de las artes y la ciencia de las ciencias que se desarrolló en la Edad Media a partir del concepto de la pirámide, la pirámide clásica egipcia era de cuatro caras, que simbolizaba los cuatro aspectos del conocimiento, la ciencia, la filosofía, la religión y el arte. Pero la alquimia suponía, además, un camino de transformación, porque sin transformación no se podía acceder a aquel estado de sensibilidad que permitía hacer la unión de los cuatro saberes, la alquimia era una cocción de conocimiento interior a lo largo del Camino que tenía que cocinarse dentro del horno alquímico del alma, de la experiencia y de la vivencia del propio caminante.

Uno de los gremios más conocido es Los Pata de Oca, Los Patucos, que marcaban la piedra con esta marca. La Oca también es un animal guía, sagrado para los antiguos celtas, y hay muchos lugares del Camino que guardan relación con los jares (pata de oca), en el antiguo idioma. Castrojeriz, (Ciudad de ocas), Manjarín. (Hombre de Oca), Montes de Oca. También el Juego de la Oca está relacionado con los Templarios y con el Camino de Santiago, algunas teorías apuntan a que este podría tratarse de un juego inventado por los Caballeros Templarios que a modo de símbolo lo utilizaban para recordar el Camino de Santiago, lo ideasen o no, no es extraño pensar que los Templarios utilizasen este juego como metáfora del Camino Jacobeo, pues se puede trazar una correspondencia entre las casillas del tablero y sus correspondientes lugares físicos a lo largo del Camino y la analogía se presenta más que atractiva.

Si resulta significativo, El Laberinto, El Puente, en el Camino hay dos puentes simbólicos e importantes, Puente de Órbigo y Puente La Reina en Navarra, Ponferrada sería el Laberinto, ahí se pierden la mayoría de los peregrinos por su mala señalización, está La Posada que serían los albergues, La Cárcel que bien podría ser el Valle de Valcárcel a dos jornadas de Manjarín y los dados serían la piedra angular de las catedrales. Lo correcto en este viaje sería ir de Oca en Oca, es decir protegido al abrigo de un castillo o encomienda Templaría.

Los romanos también influyeron en la configuración del mito Jacobeo, en El Bierzo se sitúan Las Medulas, minas de oro romanas que dan muestra de una época de esplendor que fue decayendo con las invasiones bárbaras.

El Camino Jacobeo se construyó partiendo de la antigua ruta de las estrellas de ahí que también se ha llamado Camino de las Estrellas o Vía Láctea. Aunque hoy Vía Láctea sea el modo de designar a toda nuestra galaxia, antes hacía referencia a esa anda de hileras estrelladas que podemos observar extendiéndose en el cielo, sobre todo en las noches de verano despejadas. Esa banda lechosa que es la Vía Láctea ha guiado a todos los pueblos que a lo largo de los tiempos peregrinaron hacía los Finisterres Atlánticos, el Camino de las Estrellas sigue la dirección de la Vía Láctea, atravesando el norte de la Península Ibérica por el paralelo 42’5 aproximadamente, una vía en la que encontramos abundantes elementos relacionados con el mundo celeste. Pero este antiguo eje sufrió sus transformaciones para adaptarse al institucionalizado Camino Medieval. Como sus antepasados los constructores del Camino Jacobeo, clérigos, constructores, capataces, alquimistas o Templarios al elegir sus emplazamientos conservaron lugares simbólicos de la antigua Ruta de las Estrellas. Muchos de estos lugares llevan aun el nombre de estrellas recordando ese Camino astrológico.

El verdadero final del Camino no es la ciudad compostelana, sino el mar, el símbolo del peregrino que el cristianismo asumió como propio es una concha de viera, cuando Santiago supuesto final del Camino es una ciudad sin mar. La Concha Jacobea, Venera o Viera, tiene un significado que antecede en Galicia a lo cristiano y que hace referencia al reino sagrado de las aguas. El agua tiene una memoria de nuestro inconsciente colectivo, el sentir de purificación, y la concha ha sido utilizada en diversas culturas a lo largo de los tiempos como elemento de culto, la concha es en el Camino Mágico la Diosa Madre que acoge al peregrino, el origen y el final, la muerte y la resurrección.

Desde el cabo, el peregrino del pasado observaba con respeto y cierto miedo la caída del sol, imponente se ofrecía a ser contemplado, como si la fuerza mítica de la Costa Da Morte guardara un secreto al que muy pocos tenían acceso. Y es que donde el sol se pone, en el horizonte se sitúa el final de todos los Caminos, como la muerte es la meta biológica de toda vida, pero si lo biológico y la materia tienen la posibilidad de transformarse, el peregrino como el alquimista puede transformar su materia interior a lo largo de este camino mágico.

Lo verdaderamente importante del Camino de Santiago, es que como cualquiera de los caminos de la vida habla a cada persona en su propio lenguaje, el Camino es suficientemente poderoso para que cualquiera que siga la ruta del sol, desde su nacimiento hasta su muerte, recorra ese mismo Camino Solar dentro de sí, y si él es un peregrino atento el Camino habla claramente para él con todo lo que él está necesitando saber y cuando vuelve a su casa vuelve convertido en otra persona, en un caminante, en un guerrero, una persona que enfrentará la vida de una manera más profunda, más intensa, más personal y más auténtica.

Camino Mágico
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