Opinan los Entendidos
En torno a las tradiciones a la venida y predicación del Apóstol Santiago en España, se creó desde el comienzo de la Edad Media una construcción mítica de una extraordinaria complejidad, cuyo éxito ha llegado a nuestros días. El punto fuerte sin duda es el Camino de Santiago o el conjunto de caminos que constituyen las rutas jacobeas. Sin embargo, la desconfianza y las críticas corrieron en paralelo a esa construcción desde su inicio, llegando a su punto álgido en el último tercio del siglo XVI, cuando se puso en cuestión todo lo referente a la tradición jacobea, así como los ritos y hábitos piadosos que la adornaban. Las críticas arreciaron en el siglo XVII, procediendo de toda Europa, y no cejaron durante el siglo de la Ilustración, pero tuvieron verdaderas consecuencias en el siglo XIX, cuando la riqueza de las instituciones jacobeas fue desmantelada en virtud de las leyes de desamortización y de supresión de rentas como el Voto de Santiago, que se basaban en el mito del Santiago como Patrón de España.
Los mitos del Apóstol Santiago
Ofelia Rey Castelao
La Tumba que nunca fue
«¿Quién fue Prisciliano, ese español de ayer que ahora sale de su tumba —dejando vacío el hoyo del apóstol en la catedral jacobea— y se tira otra vez al monte para predicar con el ejemplo oscuras y antiguas verdades por los campos de Galicia?», se preguntaba en uno de sus artículos, en 1981, Fernando Sánchez Dragó, quien tuvo el acierto de rescatarlo del casi olvido en el que estaba sumergido en su famosa obra Gárgoris y Habidis