Hacia donde
Muchos son los avatares de la historia, y muchas de las crónicas que hoy conocemos del pasado han sido filtradas y trastocadas por los intereses de los poderes de entonces, ya fueran religiosos o políticos, generalmente por aquellos tiempos fundidos los dos en uno. Hoy los adelantos científicos, la dedicación de eruditos y estudiosos a investigar nuestro pasado y el imparable ascenso de una sociedad cada vez más laica e incrédula con lo que nos han dejado escritos los interesados cronistas, está haciendo que cada vez más la historia se asemeje a lo realmente acaecido en tiempos pretéritos, aunque para ello todavía queda mucho, sobre todo en el interior de nuestras mentes abotagadas durante tiempos por esas historias amañadas y tuteladas.
Una de ellas, es la que se refiere al que conocemos como "Camino de Santiago", ruta ancestral en la historia, cuyo origen se remonta a la noche de los tiempos. Los celtas y otras tribus precélticas ya lo usaban como periplo de iniciación hacia una nueva meta. Siempre hacia el oeste, hacia el Finis Terrae marcado por la Vía Láctea, siguiendo la indicación de las estrellas y convergiendo hacia la constelación de “Can Mayor”, donde se encuentra la estrella Sirius, la más brillante de universo y que ha sido elemento de adoración por pueblos de culturas remotas. El más usado de todos sus recorridos, el denominado Camino Francés, coincide casi en su totalidad con el paralelo 42, en un itinerario esotérico de este a oeste, culminado siempre en el mar desconocido, el "Mar Ignoto", en el Océano de los Muertos, siguiendo el Camino de las Estrellas para regresar de nuevo a la vida.
La Vía Láctea es la constelación más conocida y perceptible desde nuestra latitud. Desde tiempos inmemoriales los distintitos pobladores del planeta nos hemos quedado fascinados al contemplar este fragmento de firmamento. El Camino de las Estrellas era el mapa escrito en la noche celeste, sirviendo de manera infalible de guía hacia el Finis Terrae, lo que por aquel entonces era el fin del mundo, o lo que es lo mimo, por donde llegar al cielo, al paraíso. Debemos recordar que hasta no hace mucho más de 500 años aquí se terminaba el mundo, todo lo demás era desconocido y enigmático.
​Que Santiago no vino a España ni vivo, ni muerto, es un hecho hoy en día incuestionable, y por tanto una entelequia de la Edad Media para repoblar los desolados paramos castellanos. Como en otras tantas cosas o emblemas, la iglesia se apropió de la simbología de este periplo, pues necesitaba de hechos "materiales" para su expansión y colonización en tiempos revueltos, como fue la reconquista de los territorios ocupados por los musulmanes que invadieron la Hispania. Coincidiendo así mismo casualmente por esas épocas, la proliferación de multitud de apariciones "marianas" a medida que el avance de los de la cruz recuperaban territorios a los de la media luna. La trasmutación de la ancestral ruta del "Camino de las Estrellas" hacia fines religiosos, fue el amaño de un rey y un obispo en el año 813, declarando sin ningún rigor histórico que en las proximidades de Iria Flavia (cerca de Padrón), se había encontrado el sepulcro con los restos de Santiago que habían llegado desde Tierra Santa en una embarcación de piedra, hecho que ha pasado a la historia (aunque fuertemente acallado) como "la invención de Teodomiro", pues este era el nombre del susodicho prelado gallego.