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De Ferrol a Santiago de Compostela trascurren 120 kilómetros llenos de historia y patrimonio, donde el verde predomina en cada etapa y la tranquilidad nos acompaña en un Camino de Santiago alejado de la masificación existente en otras rutas. Existen dos vertientes, ya que además de Ferrol, existe la opción de realizar el Camino desde A Coruña, siendo cinco etapas las que forman la primera vertiente y tan solo tres las que separan A Coruña de Santiago, puesto que las últimas dos etapas son de confluencia común para ambos itinerarios.

El denominado Camino Inglés es una de las rutas marítimas jacobeas que se utilizaban en la Europa medieval para alcanzar Compostela. Peregrinos procedentes de los países escandinavos, los Países Bajos, el norte de Francia y principalmente de Inglaterra, Irlanda y Escocia llegaban por barco al norte de España entrando en Galicia por los puertos de Ribadeo, Viveiro, Ferrol o A Coruña. Estos dos últimos puertos, ubicados en un amplio golfo que los romanos denominaron Portus Magnum Artabrorum, se han consolidado tradicionalmente como los puntos de partida de las dos alternativas del Camino Inglés. Los navegantes llegaban a puerto guiados por el haz de luz de la Torre de Hércules, faro romano declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2009.

Se tienen noticias documentales de peregrinaciones desde los países nórdicos o las islas británicas a partir del s. XII. Así, en el año 1147 desembarcó en el puerto de A Coruña una escuadra de Cruzados que, en su camino a Tierra Santa y antes de tomar parte en la conquista de Lisboa en apoyo al primer rey de Portugal en su lucha contra los árabes, hicieron escala en Santiago para visitar el sepulcro del Apóstol.

Otro hecho que evidencia la importancia del peregrinaje británico es la donación de ofrendas tan importantes como un retablo portátil de alabastro, en el que se recrean cinco escenas de la vida del Apóstol Santiago, que fue cedido a la catedral por el clérigo John Goodyear en el año 1456.

El origen de los peregrinos que realizaban esta ruta se certifica también a través de los registros de defunciones que se recogían en los archivos de las capillas y cementerios de los monasterios y hospitales del camino, entre los que destacan los pertenecientes a la Orden Hospitalaria del Sancti Spiritus, sumándose a partir del s. XIV la Orden Franciscana.

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