“mareas rojas” llamadas erróneamente pues ni es un fenómeno asociado a las mareas, ni tiene porqué provocar una coloración roja. Un proceso que trae de cabeza al sector pesquero que vive del cultivo de moluscos bivalvos u organismos con concha como la almeja o el mejillón. Y es que, mientras se produce estos episodios, se prohíbe su extracción, venta y consumo por resultar nocivos para la salud.
Pero ¿por qué se produce esto? ¿por qué podemos comer estos productos durante todo el año sin problema pero no durante los días en los que se produce este fenómeno?
La explicación está en el crecimiento desmesurado de unos pequeños microorganismos presentes en nuestras costas llamados dinoflagelado.
Estos, a pesar de tener un nombre que parece el de una especie de reptil del Jurásico, no son más que algas unicelulares microscópicas que forman parte del plancton marino y que son fuente del alimento no sólo para los mejillones y las almejas sino también para otros bivalvos como la cholga, vieira, berberechos y gasterópodos (caracoles). Poniendo una comparación que pueda entender todo el mundo, son como la flora del mar, la vegetación que realiza la fotosíntesis. Y los moluscos serían como los herbívoros en tierra.
Entonces, te preguntarás: ¿qué problema hay en que estas algas proliferen siendo el alimento de organismos como mejillones o las almejas? Pues los hay y serios. Este boom o crecimiento masivo sería beneficioso para los moluscos bivalvos si no fuera porque van acompañados de algunas algas marinas productoras de toxinas que en grandes cantidades pueden provocar serios problemas de salud al ser humano.
La principal causa de que se produzcan las mareas rojas está en los vientos del sur.
Estos vientos dan lugar a corrientes de entrada en las Rías (el agua superficial se mueve unos 45 grados a la derecha del viento) que impiden que el agua se regenere y que por tanto hace que la toxina, generada en altas cantidades en primavera por el boom de estas algas, permanezca pegada a la costa, afectando a toda la costa gallega y a prácticamente la totalidad de los bancos marisqueros. Esto suele ocurrir sobre todo cuando, tras varios días soplando viento del norte-nordés, se produce un brusco cambio a vientos del sur.
El viento del norte o nordés favorece al crecimiento del plancton al favorecer la entrada en las rías de agua rica en nutrientes y oxigenada debido a el fenómeno de afloramiento. Si tras un episodio de vientos de norte, el viento gira al sur permite el ascenso de la temperatura del mar, y por tanto la reproducción masiva de estos microorganismos y además, si se mantiene en el tiempo, impide la regeneración de las Rías haciendo que estas «se contaminen».
No todos los tipos de dinoflagelados producen toxinas, ni todas las toxinas son del mismo tipo ni producen en el cuerpo el mismo efecto.
En Galicia diferencian principalmente los siguientes tipos de toxinas: la DSP que produce episodios diarreicos con vómitos, náuseas y dolor abdominal; la PSP cuyo principal síntoma es la de una intoxicación paralizante que va desde el entumecimiento o picazón hasta la parada respiratoria en los casos graves; la ASP o toxina amnésica que produce espasmos abdominales, vómitos, desorientación y pérdida de memoria.
Pero, a pesar de lo peligroso de estas mareas rojas, los consumidores podemos estar totalmente tranquilos.
Galicia no sólo es un referente mundial en acuicultura y producción acuícola sino también en el control y seguimiento de este proceso. Buena cuenta de ello pueden darnos las personas que viven del mar, de las bateas y del marisqueo a pie, pues se encuentran en primera línea de batalla. Son los primeros interesados en producir y vender un producto de primera calidad muy apreciado a nivel mundial.