(1075-1128)
Pedro Froilaz (1075-1128), conde de Traba, fue un personaje fundamental en la historia de Galicia, principalmente por habérsele encomendado la educación del futuro rey Alfonso VII y por su colaboración con el obispo Gelmírez en la política gallega de la época.
Pedro Froilaz descendía de un linaje con vocación de dominio en Galicia y de enorme influencia en la corte de León. Al mismo tiempo, su esposa Urraca Froilaz pertenecía a una familia no menos importante, pero dos acontecimientos resituaron la posición hegemónica de esta familia:
Por un lado, el encarcelamiento de García de Galicia, a quien Froila Bermúdez había apoyado, por parte de Alfonso VI de León; por otro lado, la derrota del conde gallego rebelde Rodrigo Ovéquiz, también por Alfonso VI de León.
Esto obligó a la familia de los Traba a recomponer su papel de influencia en el espacio político galaico. De este modo, Pedro Froilaz supo que para mantenerlo debía convertirse en hombre de confianza del conde Raimundo de Borgoña, a quien Alfonso VI había cedido el gobierno del reino de Galicia. El grado de independencia de este conde y su poder militar daba posibilidades de crecimiento social y político a los Traba, máxime cuando el ámbito de actuación de Raimundo, fuera de la propia Galicia, lo iba configurando en el más serio candidato a la sucesión de Alfonso VI.
Los amplios dominios de Pedro, al norte del río Tambre, condado de Trastámara, garantizaban a Raimundo fidelidad de todas las villas y presuras desde el puerto de Noya hasta el golfo Ártabro.
Froilaz aparece reflejado en los documentos de Raimundo: en 1095 plasmó su firma en la concesión de un salvoconducto a los mercaderes de Santiago de Compostela. En 1096 firmó una concesión de Raimundo a favor del obispado de Mondoñedo. En 1096 apareció en una permuta de villas entre Raimundo y el Monasterio de San Lorenzo de Carboeiro. En 1107, participó en una escritura de donación de Raimundo a la Iglesia de Santiago. Asimismo, impartió justicia en nombre del rey incluso fuera de Galicia.
Su posición preeminente se ve demostrada en que Raimundo de Borgoña y su esposa Urraca, hija de Alfonso VI, le confiaron en 1105 la educación de su hijo Alfonso Raimúndez, futuro Alfonso VII. ​
En 1107, agonizante ya, Raimundo llamó a sus leales, confirmó la tutoría de su hijo a cargo de su principal defensor, Pedro Froilaz, y recabó de todos ellos la máxima lealtad para quien debería ser el joven soberano de Galicia.
Urraca, fallecido también su padre, miraba ya por su destino al frente de los territorios de la corona de León y, necesitada de apoyos, se casó con Alfonso I el Batallador, rey de Navarra y Aragón. este se hizo dueño de Castilla y de León, provocando la inmediata reacción de Pedro Froilaz. Aglutinando a lo más granado de la nobleza gallega, proclamó como rey de Galicia a Alfonso Raimúndez, su protegido en 1109, apoyándose en el testamento de Alfonso VI. En él se garantizaba la soberanía de su nieto sobre el Reino de Galicia en el caso de que Urraca se volviera a casar, tal como había acontecido.
Tropas castellanas, leonesas y aragonesas mandadas por Alfonso el Batallador invadieron Galicia, venciendo en Monterroso al ejército gallego de Pedro Froilaz. La violencia de las tropas del aragonés le restaron apoyos en Galicia. Esto permitió a Pedro Froilaz recuperarse y, en tres meses, volverse a hacerse con el control de Galicia y expulsar a las fuerzas invasoras.
Pactó con Enrique de Borgoña, conde de Portugal, una alianza para proteger al joven soberano de León y Castilla. Inició una acción de encarcelamiento de los nobles que no reconocían a su protegido. Solamente Arias Pérez consiguió una importante libertad de movimientos, hasta el punto de raptar el rey niño y encerrarlo en Pena Corneira. Arias Pérez, sin embargo, estaba solo y tuvo que pactar la liberación del rey niño a cambio de su propia libertad.
Vistos los riesgos que se corrían, Pedro Froilaz llegó a establecer una alianza con el poderoso obispo de Santiago Diego Gelmírez, con el objetivo de coronar solemnemente a Alfonso Raimúndez y consolidar su soberanía sobre el Reino de Galicia. De hecho, el 17 de septiembre de 1111 el rey niño fue coronado con toda la honra de un joven monarca en la catedral compostelana, en presencia sumisa de todos los magnates del Reino de Galicia.