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Un ecosistema se define como el conjunto de seres vivos que pueblan un medio ambiente. Las aguas gallegas están llenas de vida y en ellas se pueden encontrar rodaballos, sargos, pulpos, sepias, zamburiñas, berberechos o percebes. Entre toda esta amplia fauna, el mejillón es una de las criaturas más preciadas a nivel económico y gastronómico y su cría se lleva a cabo en las Rías Gallegas.

Una ría se produce por la inundación del curso final de un río como consecuencia de la subida del nivel de mar. Los brazos del mar penetran en el continente esculpiendo un litoral al ritmo de las mareas. De esta manera, en las rías se mezcla el agua dulce del río con el agua salada del mar; lo que provoca distintos niveles de salinidad y una gran variedad de colores en las aguas.

¿QUÉ HACE QUE EL ECOSISTEMA DE LAS RÍAS GALLEGAS SEA ÚNICO?

Según su posición respecto al cabo de Finisterre, las Rías Gallegas se dividen en Rías Altas y Rías Bajas. Las Rías Gallegas se consideran como uno de los ecosistemas marinos de mayor diversidad biológica debido al afloramiento. Este fenómeno oceanográfico se produce cuando los vientos de componente norte desplazan las aguas superficiales hacia mar adentro y estas se sustituyen por aguas más frías y profundas que emergen a la superficie desde, al menos, 200 metros de profundidad. Estas corrientes provocan el aumento del fitoplancton, ya que se produce en aguas con abundancia de nutrientes.

Durante el afloramiento, la producción de algas microscópicas es tres veces superior a la de otras aguas debido a la gran cantidad de nitratos. Este incremento resulta muy positivo para las enormes poblaciones de fauna marina que lo utilizan como alimento, entre ellas, el mejillón. De acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), las Rías Gallegas presentan la mayor cantidad de fitoplancton del planeta.

El afloramiento empieza en abril, adquiere su máxima intensidad en verano y finaliza al comenzar el otoño. La baja temperatura de las aguas y la luz solar influyen en este proceso.

Además del afloramiento, la propia estructura de las rías hace que sus aguas sean un lugar propicio para el cultivo de los moluscos.

El mejillón gallego, un mejillón especial

La alta presencia de fitoplancton y la excelente calidad de sus aguas convierten a las Rías Gallegas en el lugar idóneo para la miticultura. La costa gallega es una de las zonas de mayor producción del mundo de la variedad Mytilus galloprovincialis, que se cultiva de forma tradicional en las bateas. Según el Consejo Regulador de la DOP “Mejillón de Galicia”, los mejillones que cuentan con esta certificación son originarios de las Rías de Vigo, Pontevedra, Arousa, Muros-Noia y Ares-Betanzos.

El fitoplancton de las rías otorga al mejillón gallego su característico color, su sabor y su textura. Además, contribuye a que estos bivalvos crezcan más rápido y consigan la talla autorizada para su comercialización, entre 70 y 95 milímetros, en el menor tiempo posible durante la temporada de mejillones en Galicia. De este modo, su cría requiere unos 17 meses, lo que supone entre dos y seis veces menos que en otros países productores. Esto hace que el mejillón Mytilus galloprovincialis sea único respecto al Mytilus edulis.

Las propiedades nutritivas del mejillón gallego se caracterizan por:

Bajo contenido en grasas

Alto porcentaje de proteínas

Alto contenido en Omega 3

Sales minerales como hierro, fósforo, selenio, yodo, potasio y zinc

Vitaminas como B12, riboflavina-B2 y folacina-B9

Con lo cual, el mejillón gallego destaca como un alimento esencial para cuidar nuestra salud.

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