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Recuerdas aquellas noches de verano en las que salías a cazar luciérnagas, quizás puedas imaginar o acercarte a la idea de tocar estrellas en el mar. No es ciencia ficción y tiene nombre propio: ardentía o mar de ardora.

¿QUÉ ES Y CÓMO SE PRODUCE ESTE FENÓMENO?

 

La naturaleza es sorprendente. Imagina que, hasta hoy, aunque hay muchos estudios científicos sobre el tema, nadie ha sido capaz de explicar totalmente la bioluminiscencia, un fenómeno que hace que algunos organismos produzcan y emitan luz fría por medio de una reacción química que transforma energía química en luminosa.

Porque la bioluminiscencia es mucho más común de lo que imaginamos. Si te encuentras con un espectáculo de estos en una noche en la playa, no pienses en olas radiactivas ni nada parecido. La verdad es que este fenómeno se produce por la interacción de millones de organismos diminutos con el agua al ser perturbados por el oleaje.

La riqueza de las costas gallegas permite que se acumulen millones de nutrientes en sus aguas y, entre toda esta diversidad, aparece la especie Noctiluca Scintillans, que etimológicamente, significa ‘que brilla en la noche’, más conocida como ‘chispa de mar’. Estos vegetales, que a veces afloran en las playas, se pueden ver a simple vista de día porque dejan manchas anaranjadas en el agua.

Algunos estudios, como el que está realizando la Universidad de Vigo junto al Instituto Español de Oceanografía y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, sobre las Mareas Rojas en Galicia , han concluido que este luminiscente se produce por un sistema de luciferin a, que reacciona con el oxígeno y provoca destellos de fluorescencia de color azul, especialmente apreciable durante la noche, cuando se produce movimiento o vibración en la superficie del agua (por ejemplo, con el paso de un barco) .

Por suerte, ahora se sabe que este espectáculo, conocido como ardentía o mar de ardora, no es una leyenda ni un mito. Las investigaciones científicas alrededor de este fenómeno son recientes, pero existe una hipótesis, en realidad la más extendida, de por qué estas microalgas tienen la capacidad de crear bioluminiscencia: se trataría de un mecanismo de defensa con el propósito de no servir de alimento para sus predadores.

Esta teoría, más conocida como ‘alarma contra ladrones’, considera que estas microalgas son el alimento de otras especies del zooplancton que, cuando las ingieren, también desprenden luz porque las células de bioluminiscencia de las algas siguen brillando, y así se convierten a su vez en un blanco fácil para sus predadores.

Más allá de la explicación científica, el mar de ardora es un gran ejemplo de los espectáculos que es capaz de brindarnos la naturaleza. Y también uno de los más escurridizos a la hora de ser captados por las cámaras, de ahí que las primeras imágenes de casos de ardentía sean recientes.

El mar de Ardora, nombrado por primera vez por Julio Verne en su obra Veinte mil leguas de viaje submarino cuando relató la travesía del Nautilus a través de una capa fosforescente (atribuida a animales marinos luminosos), fue también, durante siglos, un mito de los marineros que surcaban el océano Índico.

Los científicos registraron este fenómeno en 1915, en su mayoría por el Océano Índico y también en las costas gallegas.

Hay una vinculación de la Noctiluca con las leyendas marinas desde la antigüedad. Entre estas historias está la que la relaciona con el origen del término ‘estella maris’. Los días de mar en calma, las luces fluorescentes azules alrededor de las embarcaciones formaban una estela que servía a los marineros para navegar sin problemas.

Esta se relacionó posteriormente con la protección mariana en la religión cristiana. Como en la imagen de la Virgen del Carmen, patrona del mar, en la que a sus pies se aprecian unas estrellas representando la ‘estella’. Esas luces se debían a la existencia de la Noctiluca Scintillans que, ante cualquier vibración o movimiento brusco, en este caso el movimiento de los barcos, generaban la bioluminiscencia.

¿Dónde y cuándo verlo en Galicia? los lugares ideales son algunos enclaves paradisíacos de  como las Illas Cíes o la Illa de Ons. Pero tampoco son exclusivos ya que durante el verano pasado, algunos pueblos de la Costa da Morte, como Muxía o Carnota, y otras zonas más al sur, como la playa de Queiruga, en Porto do Son, la playa de A Lanzada, en O Grove o Vigo, fueron testigos del mar de ardora.

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