Galicia se divide entre dos mares entre el Cabo Ortegal y Estaca de Bares, el Océano Atlántico se funde en un abrazo salvaje con el Mar Cantábrico en la parte más septentrional de la Península Ibérica. El litoral gallego se extiende a lo largo de 1.498 km, de los cuales más de 800 son acantilados y cerca de 300 son playas.
El océano se remansa en las rías, el mar penetra tierra adentro y nace la vida. El paisaje es siempre un prodigio sorprendente en las doce rías gallegas.
Que las Rías Altas son las del norte y las Rías Bajas las del sur lo sabe todo el mundo, pero ¿sabes dónde empiezan y terminan exactamente las unas y las otras? La Ría de Muros-Noia, conocida como A Ría da Estrela, marca la frontera entre las Rías Bajas y las Altas; pero ¿cuál es la diferencia esencial entre las Rías Altas y las Bajas más allá de su ubicación en el mapa? Las Bajas son mucho más antiguas y ofrecen suaves arenales en un clima más suave mientras que las Altas son más jóvenes y sus playas son más abiertas y agrestes, de aguas bravas y más expuestas al mar.
Las diferencias entre las Rías Altas y las Bajas son tan importantes que cambia incluso el estilo de vida de las gentes que viven junto a ellas, aunque en ambos casos gira entorno al mar, por ejemplo, la tranquilidad de las Rías Bajas es buena compañera para el cultivo del mejillón mientras que es en las duras Rías Altas donde se recogen los mejores percebes que puedas degustar.
La Ría de Muros-Noia, junto a las de Corcubión, Pontevedra, Arosa, Aldán y Vigo forman las Rías Bajas, todas bañadas por el Atlántico; respecto a las Rías Altas, algunas son bañadas por el Atlántico (la de Ortigueira, Cedeira, Ferrol, Ares, Betanzos, La Coruña) mientras otras forman parte ya de la cornisa cantábrica (Ribadeo, Foz, Vivero y del Barquero). Son en total 16 rías que no solo recortan la costa gallega, sino que marcan incluso la vida de sus gentes porque las rías son fuentes de riqueza.