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La construcción del Pórtico de la Gloria se inicia cuando en el año 1168 el rey Fernando II firma un contrato con el Maestro Mateo, ya a cargo de las obras, para finalizar la construcción de la Catedral cuya construcción se había iniciado en 1075 pero no estaba finalizada. Le faltaban los dos últimos tramos del cuerpo principal del templo y por supuesto su Fachada Occidental (Obradoiro).

El Pórtico se organiza en tres arcos, (los dos laterales carecen de tímpano) el de la izquierda presenta escenas del Antiguo Testamento, el central que es el más conocido presenta en el tímpano el tema del Apocalipsis y el arco de la derecha el Juicio Final).

Figura. 1 - En el tímpano del gran arco central aparece una enorme escultura de Cristo mostrando las heridas de la crucifixión, rodeado del Tetramorfos además de una serie de ángeles con los instrumentos de la pasión: la columna, la Cruz, la corona de espinas, los cuatro clavos y la lanza; un pergamino (sentencia de Pilatos) y una jarra (lavatorio de manos, y por último una caña, la esponja del vinagre y un pergamino en que probablemente se leyó la inscripción INRI.

Por encima, en una de las arquivoltas aparecen los 24 ancianos con instrumentos musicales como se indica en el Apocalipsis. Presentan estas figuras un gran realismo y movilidad. Incluso, los ancianos músicos hacen escorzos con sus cabezas para poder mirarse. El realismo de los instrumentos ha permitido su reconstrucción actual para intentar reproducir lo más fielmente posible los sonidos de la música de la época.

Figura. 2 - Santiago se alza sobre columna magníficamente trabajada que acaba en un capitel policromado representando a la Trinidad

En el frontal del capitel aparece una "Paternitas": Dios Padre con Cristo Niño en sus rodillas y con el Espíritu Santo como Paloma sobre ellos. A los lados, sendas parejas de ángeles turiferarios les rinden homenaje.

Figura. 3 - La imagen de Santiago centra el parteluz central del Pórtico de la Gloria. Situado en altura, "el más próximo a Cristo" porta filacteria que decía "Me envió el Señor" y en su mano izquierda báculo en forma de tau, con leoncitos en los extremos del pomo (desaparecido el exterior) al igual que el que usaban los arzobispos compostelanos. Se adorna con nimbo de bronce con cabujones, única estructura metálica del pórtico.

Figura. 4 - Bajo el capitel descrito. En la misma se esculpió el "Árbol de Jesé", muestrario de la genealogía de Cristo, representado aquí por primera vez en forma de escultura románica.

En la zona más inferior, aparece Jesé, dormido y de él brota el árbol genealógico de Cristo. Sus primeras ramificaciones componen una serie de pequeñas oquedades en las que la tradición popular señalaba que había que colocar la mano y los dedos para volver aquí

La extendida costumbre de apoyar los dedos sobre el fuste de mármol acabó generando un desgaste tal en esta pieza que verdaderamente parecía hecho adrede para colocar la mano.

Una leyenda afirma que las huellas son las que dejó Dios al apoyar la mano sobre este parteluz para girar la basílica, y orientarla hacia poniente.

Figura. 5 - La cabeza representada en esta basa de un hombre con barba puede ser Adán, Sansón, Moisés o Abraham que abre la boca a los leones; antiguamente, las bocas abiertas de los animales que tiene a ambos lados permitían el paso de la luz y actuaban como respiraderos de la cripta inferior.

Figura. 6 - La pequeña estatua de la parte posterior del parteluz se ha asociado siempre al Maestro Mateo arrodillado mirando hacia el interior del templo. En gallego se conoce esta estatua: "Santo dos Croques" por la costumbre de chocar las cabezas de los estudiantes.

Esto contribuyó a la llamada leyenda del “Santo dos croques”, por la tradición de los estudiantes de Santiago de dar tres croques – cabezazos en gallego – para que el maestro les pasara parte de su sabiduría.

Cuenta la leyenda que el arzobispo fue a visitar las obras cuando estaban próximas a terminar. Cuando el Maestro Mateo le estaba explicando el significado de las diferentes figuras, el arzobispo le preguntó por una que el maestro no había citado y que destacaba en el tímpano central.

Mateo reconoció que esa figura era él mismo, porque consideraba merecer la gloria después de la obra de arte que estaba haciendo con tanto éxito, pero el arzobispo le recriminó duramente su falta de humildad.

Pasado el tiempo, Mateo llamó al arzobispo para que viese el Pórtico ya terminado y, cuando este llegó, lo primero en lo que se fijó fue en que aquella figura había desaparecido del tímpano, pero ahora había otra nueva escultura en la parte de atrás, arrodillada y sin luz. Así se quería representar el maestro Mateo ahora, humilde y arrepentido por pretender retratarse junto a Dios.

Parteluz
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