El Cabo Ortegal cuenta con las rocas más longevas de toda la Península Ibérica. Y con los acantilados más escarpados de Europa. Quizá son también de las formaciones rocosas más primitivas de la Tierra, junto a las de Terranova, Polonia y Australia, según aseguran los expertos. Las rocas que conforman el cabo Ortegal (el segundo más septentrional de la Península) poseen un extraordinario valor geológico, morfológico, ornitológico y por supuesto paisajístico.
La roca datada en cabo Ortegal se conoce comúnmente como granito negro y se formó bajo la superficie terrestre, a partir de magma.
Las rocas de Ortegal se extienden sobre pliegues caprichosos de 1.160 millones de años de antigüedad.
Los geólogos cuentan que Ortegal fue en algún momento el centro de la Tierra. Algunas teorías sostienen que las cuatro zonas que conformaban dicho eje neurálgico (Ortegal, Terranova, Polonia y Australia) estuvieron unidas cuando la Tierra sólo tenía un continente, Pangea, que se fracturó en los cinco actuales. Las rocas más antiguas conocidas están en Canadá y tienen en torno a 4.000 millones de años.
En aquella época la Tierra tenía una apariencia bastante inhóspita, no había animales, ni plantas, solo seres vivos unicelulares, la atmósfera apenas contenía oxígeno y el Sol era un 10% menos brillante.
En cuanto a la morfología del cabo está compuesto por rocas básicas, ultra básicas, eclóxitas, gneis… La presencia de anfibolitas o granito negro.
formaciones rocosas, de los acantilados, la historia geológica de la zona... incluso el porqué de naufragios debidos al magnetismo natural de las rocas que ayudaron a los accidentes.
Nos encontramos ante una situación geográfica privilegiada por excelencia. El cabo Ortegal limita cara el este con una importante ría repleta de humedales de gran valor ecológico como es la ría compartida de Cariño y Ortigueira. Más al este todavía podremos observar el cabo más norteño de España, Estaca de Bares, punto que marca la confluencia del Mar Cantábrico y el Océano Atlántico.
Hacia el oeste tenemos ante nosotros los impresionantes acantilados de A Serra da Capelada, así como a Punta do Limo, que dan cobijo a la mítica población de San Andrés de Teixido y a su legendario santuario. La altura máxima es representada por el alto de “Vixía Herbeira” con 613 m de altura, convirtiéndose pues en los acantilados más altos del sur y centro de Europa, sólo superados por algún fiordo de Noruega.
En la Punta dos Aguillóns, también llamada Punta Gallada, el verdadero kilómetro cero donde se unen el Océano Atlántico y el Mar Cantábrico, y también límite occidental del Golfo de Vizcaya está el faro de Cabo Ortegal (en servicio desde 1983), que se eleva en una roca a 100m de altitud, desde donde desafía a la bravura de la mar y del viento de esta agreste costa. Sirve de punto de observación de las piedras de Os Aguillóns, ya nombrados por los romanos como el Tridente de Neptuno., que emergen escalonadas en dirección Norte. Aquí se recogen los mejores percebes de Galicia, siempre batidos por el mar, recogidos por los percebeiros.
Veremos también punta Robaliceira. Lo que más nos llamará la atención es la presencia de una afilada y alta roca de casi 22 m de altura, que se levanta desafiante sobre el oleaje del cabo. De frente nuestra, nos deleitaremos con la presencia de tres pequeños islotes rocosos que reciben el nombre de “Os Tres Aguillóns” (Los tres aguijones). Cada uno recibe su propio nombre como el de “Cabalo Xoán”, “A Ínsua” y “Tres Irmaos”. Ya en el siglo primero, el griego Ptolomeo nombraba a estas rocas con el nombre de “Trileuco lampatiorum” (los tres blancos), quizás por la espuma del mar al batir contra ellas, o quizás por el guano acumulado por las abundantes colonias de araos de la época que hoy se encuentran extintas.