FLAN DE LICOR CAFÉ
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2 huevos enteros más dos yemas
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200 ml. de leche entera
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1 bote de leche condensada
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1 cucharadita de café soluble
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Azúcar (1 cucharadas)
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LICOR CAFÉ
Lo primero es caramelizar el molde. Hacemos un caramelo de licor café, poniendo en un cazo al fuego unos 70-80 ml. de licor café con una cucharada colmada de azúcar.
Lo reducimos dejándolo hervir durante unos 3-4 minutos a fuego fuerte. Lo ponemos en el molde y dejamos atemperar para que espese. No cristaliza, se queda como el caramelo que se compra elaborado, pero una vez templado espesa bastante y ya podéis girar el molde para que se cubran las paredes.
Ahora mezclamos en un recipiente el resto de los ingredientes, dos huevos y dos yemas, la leche entera, y la condensada la cucharadita de café soluble, 1 cucharadas de azúcar ...y de regalo un buen chorro de licor café. Batimos bien todo junto, probamos si está a nuestro gusto de café y azúcar, y al molde.
Tapamos el molde. Yo tengo una flanera con tapa. Antes de taparlo pongo un paño de algodón (una servilleta) para que recoja las gotas de vapor y no caiga agua. Si no tenéis tapa, usar papel de aluminio y cerrarlo bien, poniendo igualmente el paño debajo.
En la olla a presión, ponemos 3 dedos de agua y metemos la flanera. Cerramos y cocemos el flan durante 10 minutos en la posición turbo (la de más temperatura que tenga vuestra olla.)
Se puede hacer también en olla normal o al horno pero lleva más tiempo, entre 45 y 50 minutos.
Pasados los 10 minutos, apagamos el fuego y lo dejamos dentro hasta que se despresurice la olla sola.
Abrimos y comprobamos que está bien cocido, pinchándolo con una brocheta o un cuchillo y que salga limpio.
Si por cualquier razón, aún no estuviera cocido, lo ponemos un poco más al fuego, no es necesario cerrar ya la tapa a presión, la poneis encima o ponéis otra tapa normal hasta que esté bien cuajado.
Dejar enfriar completamente antes de desmoldar.
Desmoldamos y regamos el flan con otro chorrito de licor café, así tal cual, de la botella directamente. El licor se mezcla con el caramelo que ya ha perdido todo el alcohol, suavizándose un poco pero sigue bien presente que es lo que queremos.